
No, eso no es un acento.
En el último Chibi Japan Weekend, la editorial Ivrea ha anunciado unas cuantas nuevas licencias shojo para los próximos meses. Obras no demasiado largas –algunas son de tomo único, vaya– de las que Ramen para 2 ha hablado primero y yo he sacado información que, en realidad, he complementado largo y tendido también con Morphallaxis, un blog personal donde no sólo está todo estupendamente ordenado, sino que hay opiniones breves sobre los títulos mucho más certeras de las que yo podría dar nunca con un género donde no he leído demasiado por no decir nada.
En cualquier caso, estas nuevas licencias son Kannou Kyoushi, una obra de Ryu Yuhi editada en un tomo único y que trata sobre la relación entre un profesor y su alumna; algo un poco trillado, pero bueno: ahí queda esta obra publicada en Japón durante 2012 para quien la quiera recoger. En segundo lugar tenemos Bara to Jûdan, de Kayoru, una obra sobre vampiros (rollo sobrenatural, ya sabéis) de Shogakukan que se lanzó en 2011 y que, al igual que Hana wa Knife o Mi ni Matou, consta de un único tomo. Esta última no nos resulta tampoco muy lejana en cualquier caso, porque hace no mucho tiempo Ivrea ya publicó de la misma autora (Hina Sakurada) la bien acogida Mátame bajo el árbol de cerezo. Ya para terminar Ivrea ha anunciado una serie de dos tomos llamada Junketsu Lovers, historia de Satoru Takemiya también de la hornada japonesa del 2012 y con buena reputación, parece ser.
No son obras que yo conozca muy bien o que, para ser francos, vaya a comprar, pero mira: es de agradecer que aunque no vendan demasiado Ivrea se acuerde de aquella gente interesada en este tipo de historias que hace años tanto publicaban y que ahora con tres o cuatro tomos al año parecen estar cubiertas como necesidad mercantil. No soy yo quien tendría que quejarse tampoco, pero en fin.