Reseña de 1984

1984 mangaGeorge Orwell era de esos autores cuya obra decía mucho de él: detractor del imperialismo británico y voluntario en la Guerra Civil Española, el autor inglés se convirtió en uno de los autores de referencia del siglo XX, y aunque su obra no fuera especialmente prolífica, sus dos últimos libros, los más reconocidos y venerados, ya son suficientes para ver en él a un autor imprescindible. No me supone ningún reparo aprovechar esta reseña para destacar que Rebelión en la granja es una prueba irrefutable de ello, pero aun a día de hoy, el nombre de Eric Arthur Blair sigue ligado a una obra tan única como inmortal; y es que aunque su fatídica predicción del futuro hace tiempo que quedó atrás, 1984 es una obra sigue ganando adeptos por una sencilla y estremecedora razón: en el fondo, sabemos que lo que se cuenta en ella nunca ha estado demasiado lejos de ocurrir. Y la historia, por desgracia, ha probado demasiadas veces que una sociedad reprimida, atontada y políticamente narcotizada no es nada imposible.

Por ello, la obra maestra de Orwell no se caracterizaba precisamente por la facilidad para asimilar su contenido o la comodidad de su lectura, pero sí que destacaba a la hora de transformar el exagerado disparate de su premisa en algo ridículamente verosímil: en su intento por diseccionar las bondades y virtudes de los totalitarismos, el autor inglés trufó a base de bien el hilo narrativo con un riquísimo trasfondo en forma de toda una ideología cuya estructura, sin apenas darnos cuenta, acababa sirviendo como base de la trama principal. Teoría y Práctica del Colectivismo Oligárquico, de Emmanuel Goldstein, no es la clave de la historia de Orwell porque sí; lo es porque su desarrollo entraña una dificultad añadida que pide dar palmas hasta con las orejas: es un libro dentro de otro libro.

Y es precisamente en este punto donde las adaptaciones de 1984 suelen acabar, si no por darse bruces contra el suelo, sí por quedarse en visiones un tanto superficiales de la distopía de Orwell: es imposible emular la contundencia del escrito de Goldstein fuera del papel escrito. No por torpeza, sino más bien por las evidentes limitaciones que tienen el cine y la viñeta para ello. Aun así, el intento de la 1984 de Herder Editorial resulta, cuando menos, meritorio, y como ocurriera con El Capital, 1984, el manga sale airoso cuando intenta hacer de la parte más densa y compleja de la historia algo mayormente ilustrativo y ameno, pero por suerte o por desgracia se queda solo en eso: un resumen superficial, pero efectivo, del extenso trasfondo de la obra y de la misma.

En consecuencia, el manga de 1984 acaba conformándose –y no es poco- con plasmar con cierta solvencia otros puntos importantes de la novela original, tales como la extraña  relación entre Winston y Julia o la contundente influencia del Gran Hermano en todos los aspectos de la vida. En este sentido, cumple de forma solícita su función como adaptación, y consigue que se palpe levemente la aversión de Orwell hacia las dictaduras totalitarias y su miedo a una sociedad que subyuga al individuo. El problema, nuevamente, vuelve a ser el mismo: la superficialidad. Por lo general, se percibe que el material plasmado en las viñetas partía de algo muchísimo mayor y más profundo, pero pedirle a un medio como el manga las aptitudes para ir mucho más allá en este sentido es un disparate. Pedirle peras al olmo, que se suele decir.

Sé que las comparaciones son odiosas, pero a veces son inevitables cuando corresponden a obras de la magnitud de 1984; incluso sin haberse acercado a la original, no es difícil ver que se ha perdido parte del discurso de Orwell en esta adaptación: el errático dibujo, algo vago y simplista a la hora de recrear este universo distópico, es solo un problema de tantos que le corresponden al guión, pues queramos o no, duela más o menos, 1984 estaba condenada a ser una adaptación superficial, pero ni mucho menos plagada de desbarajustes: está el intento y está la intención de profundizar por mínimo que sea en el denso contenido de la obra, pero ni quiere ni puede ir más allá. 1984, el manga es consciente de sus propias limitaciones, y por ello se apoya un conformismo conveniente a tenor de simplificar la obra de Orwell para hacerla más accesible y fluida. Lástima que, en este proceso, la obra pierda dureza e impacto, y lástima también que la recreación de este particularmente estremecedor universo tenga tan poca fuerza.