Master Keaton #11 Dulce rutina

master keaton 11

Pasan los tomos y la lectura de Master Keaton se ha vuelto un proceso rutinario. Esta situación podría ser una espada de doble filo, habrá gente que disfrute con los capítulos auto-conclusivos que nos brindan todos los tomos, mientras que otros lectores seguro que prefieren una historia con una trama más progresiva. Sea como fuere, me atrevería a decir que tras 11 tomos a casi 15 euros cada uno, sólo quedan los primeros lectores, los que disfrutan con la lectura de Master Keaton. Y es que Urasawa ha creado un binomio capítulo-aventura nueva no innovador, pero sí muy entretenido. En este undécimo tomo, Keaton sigue encontrándose nuevos casos, algunos más difíciles que otros mientras sigue intentando lograr una plaza como lector en alguna universidad (sin mucha suerte ni mucho empeño por su parte, todo sea dicho de paso). En este tomo, como siempre, nos iremos reencontrando con viejos conocidos que poco a poco irán avanzando la trama.

Ésta fluye lentamente y de forma subterránea, por cierto, intentando llegar a un final, si se pudiera pensar que esta obra pueda tener un final más o menos cerrado. Esto lo averiguaremos en el próximo y último tomo. Aunque no esperaría un fin  muy cerrado, viendo que ahora en Japón Urasawa está dibujando su secuela.

Eso sí, donde no falta la imaginación es en los nuevos casos que Keaton (o su padre) se irá encontrando. Sin caer casi nunca en la repetición –sí hay algunos temas que se ven algo más abusados, como la unificación de Alemania, tema estrella de Urasawa, recordemos Monster– el autor va creando historias cortas que siempre siguen el mismo patrón, planteamiento, nudo y resolución, normalmente con un giro de guión en las últimas páginas y una moraleja final para hacer la historia más emotiva. Esta vez leemos sobre los líos de faldas de dos mellizos, un duelo de asesinos para logra la cabeza de nuestro protagonista, un tesoro oculto en las cumbres de Escocia, asistimos a la trágica muerte de un famoso director de cine y profundizamos algo más en el tema del amor gracias a la simpática y siempre entrometida señora Barnum.