Nisekoi sigue haciendo lo que mejor sabe tomo tras tomo: poner chicas guapas en situaciones comedidamente acaloradas. No hay más. Tomo flojo, en cualquier caso: hay un par de capítulos notablemente mejores que el resto (el par de la madre de Chitoge –la-rubia un-poco-menos-carismática-que-la-morena–), pero el nivel tampoco es demasiado alto en este volumen. No hay que perder la fe, ey: la serie de Naoshi Komi sigue sacando sonrisas con facilidad, y podemos perdonar algún estancamiento tonto; repito, como ya dije hace un par de tomos, que la serie es, pese a tener tan poco recorrido, algo ya muy bien edificado, con unas bases estables y encauzadas correctamente dentro de ese río entre el harem tipo Negima y la comedia más pura de School Rumble (tirando, eso sí, más hacia este bendito lado donde el chiste, fácil o no, se impone al desnudo arraigado a lo barato). Quizás todo ha ocurrido pronto, sí, es probable que hayamos ido demasiado deprisa, pero precisamente por eso nos ha gustado tanto hasta ahora.
P.D.: Sigue sacándome de quicio que Ivrea coloque tantísimas palabrotas por capítulo. Dudo muchísimo que en las páginas de la Shonen Jump salgan, la verdad, y en el resto de series de la revista de Shueisha que se publica aquí ese tipo de situaciones se resuelven en las traducciones de una manera mucho más fina. No sé a qué se debe: quizás sea el traductor, o quizás la equivocadísima idea de que así, por poner «hostia» cada cinco páginas, se consigue algo de buenrollismo. Demencial esto, en serio.