A pesar de llevar con nosotros unos cuantos años ya (el primer tomo lo sacó Planeta en 2011) la historia de Billy Bat ha llegado, ahora y tras once tomos de una latente magia conspiranoica, a un punto de catarsis clara, la cual se produce al final de este volumen: un cambio de constante que, en futuros tomos (en Japón, de momento, sólo nos llevan tres de ventaja) espero no afecte al ritmo de la que es, sin temor a equivocarme, una de las mejores historias que ahora mismo se están publicando en este país, tanto en manga como, en un espectro de mercado más amplio, en la industria del cómic general.
También, probablemente y a espera de ver cómo termina en los próximos años, el mejor trabajo de Urasawa hasta la fecha: obviando (juegan en otra liga) las historias deportivas del autor, éste es, de lejos, el proyecto más complejo y ambicioso de todos lo que ha hecho en su carrera, con esa mezcla de hechos históricos, conspiraciones que nos recuerdan la más promiscua de las inseguridades sociales y argumentos que, con certera maestría, rozan la placentera exactitud en todo momento.
La historia de Kevin Yamagata (cuidado si no lleváis la serie al día con lo que voy a decir) parece tocar a su fin en este volumen: de un modo descafeinado (que no poco consecuente con lo que hasta ahora hemos ido viendo) en las últimas páginas del volumen, y adelantándonos a las siguientes portadas, vemos claro que el nuevo rumbo parece recaer sobre los hombros del siguiente Kevin de la obra, personaje que Urasawa, aunque esto ya se veía venir, rescata ahora de las historias narradas en tomos anteriores. Porque de esa facilidad que el dibujante encuentra para, aun perteneciendo a la línea argumental base y sirviendo de encaje narrativo con vida útil por delante, mostrarnos pequeñas piezas estremecedoramente bien llevadas y que funcionan realmente acompasadas de un modo individual, hay mucho aquí también, por supuesto. En cantidad y muy bien madurado, que también es importante, al igual que lo es lo que significa que encontremos el nombre de un co-guionista en la portada; quizás así Urasawa evite ir por algún derrotero boscoso que no guste a los más puntillosos de juicio fácil (defenderé la entereza de 20th Century Boys todo lo que haga falta y más). A mí, igualmente y tome el sendero que tome, me tiene ganado mientras mantenga la brillante naturaleza que Billy Bat demuestra constantemente atesorar. Es un Urasawa, al fin y al cabo.