La verdad es que nunca me había interesado este manga hasta el anuncio de ECC, y entonces tenía mis dudas. Un manga largo, con un dibujo feo al principio, de peleas… Por mucho que me vaya el tema de los macarras no sonaba muy apetecible. Sin embargo, tras leer algunas reseñas positivas decidí darle una oportunidad, y la verdad es que me ha gustado. El manga quinqui no es que se haya prodigado en nuestro mercado, y los que sí llegaron no tuvieron mucho éxito, sin contar GTO, que con el cierre de Mangaline no sabremos si generó buenas ventas o no.
Crows no engaña en absoluto, y estos dos tomos son lo que anuncian. Harumichi Bouya acaba de llegar al instituto Suzuran, conocido como la escuela de los cuervos al ser el centro donde son destinados los estudiantes más chungos. Bouya tiene ganas de bronca, y antes de llegar ya se mete en problemas, viéndose envuelto en las luchas entre las pandillas del instituto. Pero él tiene una habilidad especial para salir airoso de semejante panorama, y es una fuerza descomunal.
De hecho, si en el primer tomo ya tenía tres enfrentamientos y hasta grupillo, en el segundo las cosas ya están muy consolidadas, y es que no hay nada como darse una buena paliza para unirse. La lectura de los tomos ha sido muy dinámica y me ha resultado entretenida, combinando la espectacularidad de las broncas con toques de humor, sobre todo relacionados con Yasuda, un pringadillo que gracias a tener una hermana guapa consigue ser protegido (o no) por Bouya. El resto de personajes apenas son presentados y más allá de darse palos no se sabe nada de ellos, ni siquiera del protagonista. De hecho, ese podría ser el problema de estos tomos: se nombran muchos personajes sin contar en exceso sobre ellos. Por otro lado, la historia resulta un poco cándida, son gamberros simplemente por el placer de serlo, pues de momento no se ha visto que detrás haya algún tipo de extorsión o negocio sucio.
Una cosa que me ha sorprendido del segundo tomo ha sido el pase por el hospital de varios personajes, excepto del protagonista, que con un par de tiritas parece estar curado. Es cierto que no es un manga serio en absoluto, a pesar de contar con buena documentación, pues el autor en la solapa comenta su pasado gamberro. Sin embargo, lo que resulta más sorprendente es la velocidad con la que se suceden los acontecimientos. Tanta que en las páginas de este segundo tomo ya ha cobrado gran importancia otro estudiante apenas nombrado antes, como si todos los anteriores ya hubieran cumplido su cometido y dejasen de ser rivales para la sobrehumana fuerza de Bouya. Y muy curioso resulta también que de momento, excepto alguna enfermera, no haya ningún personaje femenino en una historia con tanto músculo y testosterona.
Hace ya muchas décadas, en los setenta, en España estaba de moda el cine quinqui. ¿Podría Crows resucitar viejas pasiones?