D.Gray-man #24 Aumentando la leyenda

d gray man portada 24Hace un par de décadas Bastard logró gran reconocimiento no sólo gracias al carisma de su protagonista y su buen dibujo, sino también por todos los problemas que rodearon a la serie, todavía sin concluir, y los inesperados giros argumentales de la historia hasta el punto de dar la sensación de haber perdido su premisa inicial. Estos deux ex machina provocaron cierta mofa en el mundillo, acusando a otros mangas de marcarse un bastard al hacer lo mismo, y aunque éste no es el primer bastardo con periodicidades increíbles y argumentos imposibles, D.Gray-man es un discípulo casi capaz de superar al maestro.

Prácticamente desde su inicio el manga de Katsura Hoshino apuntaba maneras debido a los parones en Japón, sus acusaciones de plagio, los alucinantes cambios en el dibujo de manera que de un tomo a otro resultaba complicado reconocer a los personajes y unos giros argumentales dignos de estudio.

A todos esos problemas en su país de origen, a la edición española hubo que sumarle los suyos propios, un retraso del segundo al tercer tomo y el mítico shueishazo, siendo la nueva licenciataria Ivrea, con la compleja misión de editar de nuevo veintitrés tomos de una serie que ha perdido su popularidad inicial y que está parada en su edición original tras haber cambiado de revista y sin visos de retomarse debido a una supuesta enfermedad de la autora, de manera que sólo le restaba un tomo inédito por publicar a la editorial, y hace unas semanas por fin salió a la venta.

Para resumir un poco lo sucedido hasta este tomo, podríamos decir que los protagonistas habían logrado vivir una gran odisea tras conseguir nuevos poderes al filo de la muerte, y después de un par de historias para presentar nuevos personajes (a los que abandonar después para ahondar en la personalidad de algunos que habían estado algo olvidados), la trama principal ha vuelto a la carga de una manera insospechada, con el protagonista, Allen Walker, enfrentándose a sus propios demonios, dando protagonismo a personajes secundarios como Yu Kanda, quien curiosamente fue uno de los primeros en aparecer para no volver a tener peso hasta varios tomos después, cuando como decía antes a la autora le daba por abandonar a otros personajes. El subordinado de Levellier, quien consigue portada a pesar de que hasta este momento no había tenido ninguna trascendencia en la trama, es un buen ejemplo de ello. Por lo demás, las cosas siguen igual: en ambos bandos reina cierto caos y no se sabe muy bien qué pretenden, la historia de Allen sigue siendo muy confusa y hay cosas alrededor de él que no guardan mucha coherencia, dando la sensación de que la artista se ha metido en un jardín del que no sabe cómo salir. O quizá sí, pues puede que cuando retome la serie dé otro inesperado giro de guión que cuadre todas las tramas y ponga un buen punto final.

Hay que destacar el buen hacer de Ivrea al editar la serie, poniendo páginas a color, aunque podían haber respetado los nombres de la anterior traducción aun sin saber cuál es más fiel, pues las diferencias son nimias y habrían evitado cierta confusión entre los lectores.