Reseña de Utena

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Como no solo de shônen vive el otaku, ni está formado este grupo solo por gente del sexo masculino, en Hablando en Manga creemos que también hay que reseñar shôjo, y es que al fin y al cabo se trata oficialmente de manga orientado al público femenino, pero que no es de ninguna manera excluyente.

Además, hay obras que se salen de la típica historia llena de clichés (aunque no se alejen completamente) y nos ofrecen una originalidad que merece nuestra atención, como ocurre con Utena, la chica revolucionaria, una obra conocida en nuestro país gracias a su anime de 39 episodios, pero que tiene su origen en el manga de 5 volúmenes (más un especial) que en Japón salió entre 1996 y 1997 y que aquí publicó Norma Editorial unos años después.

Decimos que Utena es un shôjo menos típico porque a pesar de haber romance, tíos guapos y vida de instituto, el planteamiento no es el que esperaríamos de un manga «para chicas»: la protagonista, Utena Tenjô, que proporciona el título al manga de Chiho Saitô y Be Papas, es una chica de 14 años que destaca en los deportes y lleva uniforme de chico (con una fuerta presencia del color rosa, eso sí), pero que a pesar de que parezca contradictorio ha vivido buena parte de su infancia en un cuento de hadas. Cuando era pequeña estuvo a punto de morir y fue salvada por un hombre que le lamió las lágrimas y la animó a ser valiente en la vida.

Un gesto que a cualquier niña le habría parecido asqueroso se convierte en este caso en la motivación de Utena para seguir adelante y crecer enamorada platónicamente de este Príncipe de las Lágrimas, que es como bautiza al misterioso salvador. Pero no se considera a ella misma una princesa, sino que quiere ser como él y actuar como un príncipe y ayudar a los demás, de ahí su comportamiento y su indumentaria.

Un buen día descubre la academia privada Ohtori, relacionada con las cartas que ha estado recibiendo de su príncipe durante años, y una vez matriculada allí ve como aumentan los misterios al mismo tiempo que parece que se acercar a su amado después de tantos años. En la Ohtori de nuevo levanta pasiones entre las chicas, que curiosamente (otra contradicción) se prendan todavía más de ella las raras veces que llegan a verla vestida de forma femenina, pero lo verdaderamente interesante es que en este centro educativo ya de por sí elitista hay un reducidísimo grupo de estudiantes, los que forman el Consejo, que tiene acceso a unas instalaciones exclusivas.utenakiss

El personaje que llama más la atención a Utena (y no solo a ella, sino también al lector o la lectora) es Anthy Himemiya, una chica de rasgos inequívocamente indios que es maltratada por el que parece su novio, Sayonji, al que la protagonista se enfrenta para tratar de ayudar a la chica indefensa.

Al hacerlo entra, sin quererlo, en la dinámica de los duelos, que el Consejo de Estudiantes lleva a cabo para disputarse a la Novia de la Rosa (Anthy), una especie de esclava que solo debe fidelidad al campeón de cada uno de estos enfrentamientos, que por cierto consisten en acabar con la rosa que el rival lleva en el pecho, y en los que el personaje que defiende el título tiene siempre ventaja, pues del cuerpo de Anthy sale la llamada Espada de Dios, necesaria junto a la chica para «revolucionar el mundo», el objetivo principal de los contendientes.

Evidentemente Utena gana ese primer duelo, a pesar de no tener formación en este sentido, y Anthy se convierte en su Novia de la Rosa. A partir de este momento Utena tiene que aceptar, aunque no le guste el sistema, los desafíos que le lancen los demás, y ganarlos, si quiere mantener a Anthy, a la que ve no como lo que es, una simple esclava, sino como una amiga. Nada más, aunque parezca lo contrario. No hay una relación lésbica, por lo menos no en el manga. Ni siquiera cuando se ponen a vivir juntas (con el mono Chu-chu, que da el toque cómico). Pero eso sí, a pesar de su pertinaz frialdad Anthy muestra algunos síntomas de tener sentimientos humanos, y eso solo lo consigue Utena.

Se trata de un argumento bastante interesante, con reminiscencias de La Rosa de Versalles por la ambientación elitista y el vestuario a lo siglo XVIII y la masculinidad de la protagonista, pero ahí acaban las similitudes. Da la sensación, sin embargo, de que la ambiciosa idea inicial se echa a perder a medida que avanza la historia, puesto que se habla del poder para revolucionar el mundo y del misterioso personaje Dios (así llamado también en la versión original), pero no son conceptos que se acaben aclarando, y no será por falta de espacio: dado que hay muy pocos duelos, 5 volúmenes de manga dan para explicarlo todo bien, pero no es así. De hecho ni siquiera en el anime se opta por la claridad, a pesar de que hay 39 episodios, muchos más personajes y muchos más combates.

En Utena se opta por ir aumentando la vertiente fantástica del relato hasta el punto de que su clímax es bastante complicado de entender y paranoico, como en Evangelion, a la que por cierto se parece en su producción: nació como proyecto más o menos simultáneo de manga y anime por parte del grupo creativo Be Papas, al que pertenece la mangaka Chiho Saitô (Kanon, Corona de Flores, El Mundo de S y M…), y hasta tiene una película de 1999 en la que se cuenta la historia de otra forma, con cambios bastante interesantes (Utena con el pelo corto y con un pasado en común con Tôga, por ejemplo), pero que también deriva en un confuso final, lo mismo que ocurre en su adaptación a manga, Utena, la chica revolucionaria: especial, disponible en castellano.

A toda esta confusión no ayuda en absoluto que casi ninguno de los tomos dedique la totalidad de sus páginas a la historia principal: los volúmenes terminan o bien con alguna historia corta y humorística protagonizada por Chu-chu, o bien con historias que profundizan en los personajes secundarios (lo que está muy bien) sin que esté muy claro en qué punto del relato se sitúan (algo que confunde).

Al parecer Utena está cargada de simbolismos relacionados con los cuentos de hadas e incluso con el sexo (desde símbolos fálicos hasta el abuso y el incesto), y no lo vamos a negar, pero todo esto es para los que quieran encontrarle más capas de profundidad a la historia, ya de por sí complicadilla. En general se trata de un manga que se va volviendo más y más confuso (¿Cuándo y por qué termina el ciclo de duelos? ¿Si Utena parece ser la elegida desde el principo por qué luchan los demás?) y que nos deja con un final ambiguo. Además, no es la mejor edición de Norma: probablemente uno de los primeros títulos que sacó en formato tankôbon (recordemos que le costó adoptarlo), por suerte en sentido de lectura oriental, acusa constantemente dos problemas relacionados con la impresión, que son la poca fuerza de las tintas y el horroroso efecto moiré (o muaré) en casi todas las tramas de casi todas las viñetas, un problema que podría ser del material original pero que la editorial sigue teniendo, aunque ni mucho menos de forma tan frecuente como antes, en los mangas que edita hoy en día.