Entrevista a Marc Bernabé: «La esencia de la producción de manga ha venido siendo siempre la misma»

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En Hablando en Manga siempre hemos pensado que lo más importante de un blog es el contenido propio: artículos, reseñas y, claro está, entrevistas. Y es que en estas últimas no sólo nos gusta intentar sonsacar algún dato revelador del entrevistado, sino que también disfrutamos, como cualquier otro, de poder hablar con auténticos expertos en la industria del manga, de intentar aprender un poco de todo lo que tanta gente nos puede contar. Ese es el caso de la entrevista de hoy, donde hemos estado hablando con Marc Bernabé, de Daruma –agencia conocida por traducir algunas obras realmente importantes en nuestro país–, sobre muchas cosas: desde su relación con distintos autores hasta sus métodos de trabajo, pasando por la inevitable pregunta acerca de la relación de su empresa con EDT. Después del salto, la entrevista completa.

En primer lugar queremos agradecerte que hayas accedido a realizar esta entrevista. Para todo el equipo de Hablando en Manga es un honor poder charlar con uno de los referentes más importantes actualmente del mundillo en nuestro país. Pero claro, hasta llegar ahí tuvo que haber algo.

¿Cómo fue tu primer contacto con el cómic? ¿Y con el manga concretamente?

Desde muy pequeño siempre me ha gustado leer en general, y leer cómic en particular. Tuve suerte porque, aunque mi situación familiar no permitía a mis padres comprarme demasiados cómics, siempre tuve acceso a ellos a través de varias vías, así que siempre pude estar leyendo cosas como Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, la revista Don Mickey… y cosas más antiguas como muchos ejemplares del TBO, Flash Gordon y otras que cayeron en mis manos a través de “herencias” (el típico vecino cuyo hijo ya es mayor, se ha independizado, y como sabe que te gustan estas cosas te regala un montón de tebeos).

Con el manga fue ya algo bastante más “activo”, ya que descubrí el cómic japonés a través del anime, cuando empezaron a emitir mucho anime por la televisión como Dr. Slump, Musculman, Oliver y Benji, y yo ya tenía entre 12 y 14 años entonces… Pero sobre todo con Dragon Ball fue cuando más me picó el gusanillo, por lo que en ese momento, como ya me podía comprar algo de lo que me gustaba, me decanté por el manga y compré algunas colecciones, empezando claro está por la de Dragon Ball.

¿Cuando comenzabas con tus primeras lecturas sabías que querías trabajar en algo relacionado con esto o la idea surgió más tarde? ¿Aprendiste japonés a raíz de esta meta o ya comenzaste a estudiarlo antes?

No, claro, ni siquiera podía imaginar que acabaría trabajando en esto. Simplemente me gustaba leer y me gustaba la estética y las temáticas que tocaba el manga. El hecho de aprender japonés se debió a que, a raíz de ver anime, descubrí la escritura japonesa, ya que los títulos de los episodios estaban escritos en japonés. Esos “garabatos” me fascinaban hasta tal punto de que tomé la decisión de que, si algún día se presentaba la oportunidad, aprendería japonés.

Esto ocurrió por casualidad años más tarde, cuando entré en la carrera de traducción e interpretación y descubrí que uno de los idiomas que podía escoger en mi especialización era precisamente ese, así que me inscribí a japonés y allí descubrí que no solo se me daba bien, sino que además había encontrado mi vocación sin haberla buscado activamente. Aunque nunca había sido un alumno “del montón”, sí es cierto que estaba pasando una peligrosa época de apatía. Escogí Traducción porque me parecía una carrera más “fácil” que las otras a las que podía aspirar (geología, biología, ciencias medioambientales…), pero el hecho de encontrar el japonés me sacó enteramente de esa apatía.

La parte más personal de Marc

 

Al margen de ese cercano y simpático traductor que todos conocemos… ¿quién es el Marc Bernabé de todos los días, el que no se ve en Twitter o en los blogs?

Si algo es cierto es que el Marc del Twitter y de los blogs es el mismo Marc del día a día, pero también soy una persona bastante celosa de mi intimidad, y procuro no hacer pública mi vida más allá de todo lo que tenga que ver con mi trabajo y mi perfil “público”. Si estoy en un viaje por Japón voy contando cosas que me pasan y curiosidades que descubro, ya que al fin y al cabo mi área es el japonés y Japón, pero me resisto a comentar cosas más privadas como por ejemplo mis vacaciones o cosas así. Básicamente la esencia de Marc es esa misma, no soy un “personaje” en internet y una “persona” distinta en el día a día, no sé si me explico.

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¿De tu biblioteca personal, qué obra guardas con más cariño? ¿Por qué?

Uf, no sabría ni por cuál empezar, ya que guardo auténticas joyas en mi biblioteca. Tal vez los tomos que tengo firmados de grandes mangakas en general. Tendré unos 40 o 50 dedicados, y de entre ellos los que me firmaron y dibujaron creadores tan míticos como Naoki Urasawa, Go Nagai, Tetsuya Chiba, Leiji Matsumoto… Y, por supuesto, los tomos dedicados por el malogrado Yoshito Usui.

Muchos te consideran un gurú del manga gracias a tu trabajo y a tu blog Mangaland. ¿Eres consciente de este rol? ¿Cómo actúas cuando recibes ciertas informaciones que sabes que serían muy jugosas para los lectores?

La gente me lo suele decir, pero no sé si considerarme gurú como tal. Yo simplemente disfruto de la lectura de manga como un lector más, pero saber japonés me abre la puerta a poder leer obras que de otra forma serían inaccesibles, de ahí el papel de mi blog MangaLand y de Twitter o lo que sea (porque es que además me gusta comunicar mis descubrimientos).

Cuando recibo informaciones jugosas (que tampoco recibo tantas, la verdad), no puedo hacer nada más que callarme. Una de las cosas más importantes en mi trabajo como traductor es la confidencialidad y la regla de oro es básicamente que si una editorial no ha anunciado una licencia, no puedo decir nada sobre ella hasta que la editorial lo haga. Dejando a un lado los propios motivos éticos y de palabra, no respetar esta norma implicaría una grave falta que, muy posiblemente, tendría graves consecuencias para mí y mi empresa, es decir, la posibilidad real de perder un cliente. Y, como todos, tengo facturas que pagar, por lo que imagino que es totalmente comprensible que procure cerrar bien la boca sobre estos asuntos.

Su relación con los autores de manga

 

Es evidente que has conocido a mucha gente de la industria del manga en Japón, como el tan en boga actualmente Shintaro Kago. ¿Cuál ha sido el autor que más te ha impresionado a nivel artístico? ¿Y a nivel personal?

No lo podría decir, puesto que he conocido a muchos autores a los que admiro profundamente, como los anteriormente mencionados, verdaderos monstruos del manga. Sin embargo, el único autor con el que entablé una cordial amistad fue Yoshito Usui, el creador de Shin-chan, que incluso llegó a visitarme a mi familia y a mí e incluso estuvo comiendo comida casera de mi abuela y me sacó en Shin-chan como un personaje más en un episodio en el que aparecen también mi socia Verònica Calafell, el director y el vicedirector de Luk Internacional y varios amigos y colaboradores míos.

marc-bernabc3a9Hablando de autores a los que has conocido personalmente, ¿qué ha pasado con el proyecto Masters of Manga? ¿Sabes qué vas a hacer con él o está en pausa?

Es un proyecto que, como he visto a posteriori, requiere demasiado tiempo y esfuerzo como para llevarlo a cabo por mí mismo sin ayuda externa y sin poder dedicarle, pongamos, al menos un año entero de trabajo de forma exclusiva. La única forma en que MoM pueda tirar adelante es si algún día consigo una beca o ayuda para poder pasar un año en Japón trabajando íntegramente en este proyecto.

Por circunstancias personales y profesionales llevo más de dos años trabajando durante toda la jornada laboral (y más) en las traducciones y en el hecho de administrar mi empresa, lo que no me deja ningún margen para dedicar tiempo a proyectos grandes paralelos. Aunque inicié MoM con mucha ilusión, al cabo de unos meses vi que el ritmo al que avanzaba era demasiado lento, que tenía que sacrificar muchas cosas para seguir con él y que, aun así, sería complicado poder acabarlo como es debido. Por si fuera poco, el proceso de aprobaciones que exigen las editoriales japonesas me quitaba un tiempo precioso que no podía dedicar a otras cosas, y es que cada vídeo que editaba, cada texto que redactaba, tenía que pasar por aprobación, lo que implicaba traducir textos al japonés, escribir mails, insistir para que te respondieran cuando no lo hacían… Agotador.

Pero el mayor golpe fue la negativa rotunda de la editorial de manga más importante a entrevistar a ninguno de sus autores, a pesar de que cuando fui a llamar a su puerta ya tenía hechas más de 30 entrevistas a auténticos iconos del manga, la maqueta de un capítulo como prueba, varios vídeos editados y la web en marcha. No poder entrevistar a autores tan importantes dejaba muy cojo mi proyecto, lo que me desanimó bastante.

Pese a todo, no descarto continuar con MoM algún día, ya que me parece un proyecto precioso y el material que tengo es increíble. Solo espero que se den las circunstancias algún día para que pueda retomarlo.

La exposición que prepara para el Salón del Manga

 

Para el próximo XIX Salón del Manga de Barcelona estás preparando una exposición sobre el spokon manga, o como sueles llamarlo, «manga de tenacidad deportiva». ¿Por qué crees que en nuestro país ha funcionado tan mal las pocas veces que ha llegado algo de este género, incluso tratándose de Captain Tsubasa, un anime tan mítico para muchos otakus? ¿Crees que alguna editorial volverá a atreverse y traerá algún spokon?

Debo puntualizar que la palabra spokon no se aplica al manga de deportes en general, sino a un subgénero dentro del manga de deportes que tuvo su cénit en los años 70. Spokon, abreviatura de sports konjô (tenacidad deportiva), designa a esos mangas en los que el protagonista hace verdaderas locuras por ser el mejor en su deporte, incluso arriesgar su vida (y, en algunos mangas, ¡perderla!). Así pues, manga deportivo no es igual a “spokon”, sino a lo que en japonés se llamaría “sports manga”, tal cual.

En todo caso, el manga deportivo como tal no ha funcionado en España a pesar de haber tenido varios animes como Capitán Tsubasa que han llegado a tener muchísimo éxito. Desconozco por qué, pero podría ser que a la gente de aquí simplemente no le guste leer páginas y más páginas sobre chavales jugando a un deporte. En cambio, en anime es diferente, ya que esta temática puede enganchar mucho más al telespectador por el dinamismo y la emoción.

No sé si alguna editorial se atreverá a traer más de este tipo de manga, pero no lo creo a corto-medio plazo, visto cómo de tocado está el mercado en estos momentos debido a la galopante crisis económica. Las editoriales ahora van a lo seguro, no están para experimentos, y un manga deportivo, si no es un fenómeno enorme en Japón (y no hay ninguno actualmente) es una apuesta demasiado arriesgada. De momento no lo veo.

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El trabajo de traductor

 

¿Cuáles han sido las traducciones más difíciles a las que te has enfrentado?

Las que me han supuesto más reto por factores sobre todo de documentación. Por ejemplo Ikkyû, con muchísima información sobre el Japón de los siglos XIII y XIV, la religión budista zen y cultura de aquella época. O bien Hanzô, el camino del asesino, una obra cargadísima de trasfondo histórico que hay que conocer muy bien, y además escrita en un japonés arcaico, el usado por los samuráis, bastante complicado de comprender.

¿Puedes nombrar un manga que no te gustara nada y que te haya tocado traducir? ¿Y uno que te gustaría mucho hacerlo pero que sabes que nunca podrás?

Tengo la enorme suerte de que, más o menos, puedo “escoger” lo que traduzco, por lo que en general no me tocan obras que no me gusten. Pero una obra que no me gustaba nada fue por ejemplo Apocalipsis en el instituto… Me parecía tan absurda que no le veía la gracia por ningún lado (lo siento por los fans XD).

Sobre la otra pregunta, una de mis obras favoritas, por motivos sentimentales, es Dr. Slump. Al estar ya traducida en castellano y habiendo una edición relativamente reciente (edición Kanzenban) en la que se reaprovechó la primera traducción, es complicado que a corto-medio plazo se vuelva a lanzar, y aunque se relanzara es muy posible que aprovecharan de nuevo esa traducción y aunque no fuera así, no está garantizado que ese encargo viniera a mí, a no ser que se haga una versión catalana (cosa que también veo complicada ya que, si no se ha hecho cuando la gente tenía más fresca la serie y la recordaba con mucho cariño, es difícil que a estas alturas se haga).

«Es increíble la gran cantidad de pruebas que hemos hecho en Daruma a personas con altísimo nivel de japonés que, sin embargo, tenían un estilo bastante deficiente en español.»

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En este sentido, ¿alguna vez te ha pasado lo contrario? Es decir, que te haya tocado traducir un manga que te diera mucha pereza y al final te haya encantado.

Sí, eso es bastante común. A veces hay mangas que no conozco, o que conozco de oídas y nunca he leído, que me toca traducirlos y resulta que acaban fascinándome.

¿Podrías sintetizarnos cuáles son los procesos de un traductor de manga? Desde que se recibe el aviso de la nueva obra a trabajar hasta que esta llega al mercado.

Pues el traductor es el primer eslabón de la cadena de producción. Antes del traductor es el editor quien selecciona las obras por las que hará una oferta. Se lanza la oferta, se negocian las condiciones y se cierra (o no) el contrato. A partir de aquí hay que trabajar para crear la versión española, y es el traductor el primero por cuyas manos pasa el manga.

No tiene mucha complicación: el traductor recibe el encargo y los tomos y, en un proceso que consiste en “marcar” los tomos con numeritos para que el rotulista sepa dónde va cada texto, va escribiendo la traducción en un archivo informático, generalmente de Word. Una vez entregada la traducción y el correspondiente tomo marcado (la guía), el que coge el testigo es el rotulista, el profesional que borra los textos japoneses y coloca los españoles según nuestras indicaciones en el lugar que les corresponde y, según el caso, adapta las onomatopeyas.

Después del rotulista, y de las correspondientes revisiones por parte del editor, se manda a la imprenta donde se imprimirán los libros, que pasarán a manos de la distribuidora, que a su vez los repartirá por las tiendas de todo el país.

¿Qué ritmo de serialización te resulta más cómodo? ¿Mensual/Quincenal/Trimestral? ¿Te han exigido alguna vez traducir un tomo en un lapso de tiempo demasiado corto y has tenido que ir regateando los plazos?

Depende de la carga de trabajo. Lo ideal para mí es llevar muchas series de forma bimestral, en vez de pocas de forma mensual, ya que aunque el número de tomos a traducir al mes sea el mismo, lo cierto es que me gusta tener variedad y, cuando me toca traducir una serie a ritmo “allegro” siempre me agobio un poco y deseo más variedad.

Sobre regatear plazos, si ocurre es generalmente solo con el primer tomo o, como mucho, con el primero y el segundo, que a veces vienen con mucha prisa. Una vez incorporada una serie a la carga de trabajo rutinaria (normalmente una entrega cada dos meses), no necesito negociar plazos a no ser que, de nuevo, entre algo muy urgente y me desmonte el plan de trabajo original. En ese caso, si la editorial que pide la urgencia es también la editorial de una serie regular que tengo que entregar al cabo de poco, puede ser que pida una extensión de la entrega de esa serie regular. Sin embargo soy bastante previsor y procuro trabajar con bastante antelación (cuando las circunstancias me lo permiten) para que, si hay urgencias, pueda encargarme de ellas sin que el resto de las series que llevo se vean afectadas.

Podríamos decir que traducir manga es un trabajo de traducción literaria y el anime es algo audiovisual, pero ¿en qué se diferencian principalmente ambas disciplinas a la hora de traducir?

La base es la misma: ambos son textos “escritos” que se basan en el lenguaje “oral”. En el caso del manga, el medio escrito se queda tal cual, escrito, y en el anime esos guiones acaban siendo pronunciados oralmente.

Las diferencias son básicamente de tipo formal: en el caso del anime, los personajes “abren y cierran la boca” durante un lapso de tiempo determinado, por lo que el traductor debe procurar que su traducción “quepa” en ese espacio sin pasarse ni quedarse corto. En el manga hay un poco más de margen en este sentido, “solo” estamos limitados por el tamaño de los bocadillos, y el texto que va en ellos se puede manipular hasta cierto punto, por ejemplo usando un cuerpo más pequeño para las letras para que quepa.

Otro factor es que en anime hay que indicar ciertos códigos, por ejemplo si el personaje está de espaldas, o si habla en OFF, o si hay barullo de fondo, etcétera, mientras que en manga esto no es necesario.

En otros países mantienen los tratamientos de -kun, -chan, -sama y demás al traducir las obras, y aquí tradicionalmente los hemos eliminado. ¿Por qué crees que optan por mantener estos tratamientos originales cuando parecen totalmente innecesarios? ¿Es por mantener cierto «aire japonés» en la obra? Personalmente, ¿tú por qué opción te decantarías?

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Las opiniones están divididas entre los partidarios y los contrarios a usar los honoríficos. Por lo general, los que tenemos formación lingüística opinamos que los honoríficos, que tienen una carga de matices que denota muy bien el tipo de relaciones que hay entre personajes, no son propios de la lengua española y que por lo tanto no deben mantenerse tal cual. En nuestro idioma existen otros mecanismos para conseguir unos matices similares a los de los honoríficos (usar ciertos registros, ciertas palabras, cierto “tono”, si se puede llamar de esta forma…) y abogamos por usarlos en vez de escribir directamente esos honoríficos tal cual, con ciertas excepciones, como es el caso del título “Shin-chan” y la forma que usan para llamarlo, que vienen impuestas o bien que son necesarias por uno u otro motivo.

Hay otra corriente de pensamiento que dice que los honoríficos deben mantenerse tal cual, un corriente imperante entre los fans más acérrimos y “puristas”, que son los que se dedican a hacer scanlations o fansubs. Así, estos influencian a la opinión de los lectores en general, que de vez en cuando los piden en las traducciones oficiales al estar acostumbrados a ellos debido a estas traducciones hechas por fans.

Nuestra opción como profesionales es usar los mecanismos propios de nuestra lengua para trasladar esos matices de los honoríficos japoneses (salvo contadísimas excepciones), que al fin y al cabo es lo que debe hacer un traductor. Eso sí, como el cliente (la editorial) es el que “paga la fiesta”, si alguna vez un cliente nos pide usarlos por la razón que sea, los usaremos. Hasta el momento, esto no ha ocurrido nunca y los clientes siempre han confiado en nuestro criterio. ¿Francamente? Es más fácil usar honoríficos, ¡por supuesto! Porque no tienes ni que pensar. Pero como traductor creo que debo hacer mi trabajo como es debido, y eso implica trasladar una obra al castellano de la forma más fluida y natural posible, manteniendo en lo posible todos los matices y connotaciones del original.

Cuando una palabra u oración tiene ciertas connotaciones en el idioma original, en este caso el japonés, ¿cómo prefieres indicar eso en la traducción? ¿A través de notas auxiliares o buscando expresiones que puedan indicar algo similar (aunque no siempre existan en castellano)?

Aunque más o menos he respondido esta pregunta con la respuesta anterior, quiero añadir que, como traductor, creo que la mejor traducción es aquella que consigue que el lector de la versión traducida tenga una experiencia de lectura lo más cercana posible a la del lector de la versión original. Esto implica que las notas auxiliares deben ser reducidas a la mínima expresión o que, si la obra realmente lo exige, se concentren todas al final de la obra como complemento, de modo que a priori el ritmo de lectura de la versión castellana sea fluido y no cortado constantemente “por culpa” de las notas.

Eso sí, soy consciente de que las notas gustan a una parte importante del público del manga, por lo que lo que acabo de decir en ocasiones me lo tengo que saltar un poco porque es lo que exige el lector, que al fin y al cabo es el cliente final y, como dicen en japonés, el “cliente es un dios”.

En los cómics, y especialmente en el manga, el espacio por página es bastante limitado y la escritura japonesa ocupa menos espacio que la española, ¿cómo se sintetiza la información para que quepa en los mismos bocadillos?

A veces irremediablemente toca perder algún matiz, aunque eso afortunadamente ocurre poco y, cuando ocurre, lo que yo hago es intentar trasladar ese matiz al siguiente bocadillo para compensar. Es cierto que el japonés es un idioma mucho más compacto que el español, pero en general creo que el espacio de los bocadillos es suficiente para ofrecer traducciones exactas del original (eso sí, a menudo el tamaño de la letra será bastante menor en japonés).

¿Qué les aconsejarías a los que sueñan con convertirse en traductores en el futuro?

Pues que el estudio del japonés es muy importante, por supuesto, pero que no se olviden de pulir su expresión y ortografía en español. Es increíble la gran cantidad de pruebas que hemos hecho en Daruma a personas con altísimo nivel de japonés que, sin embargo, tenían un estilo bastante deficiente en español. Es fácil caer en esa trampa, y la única forma de no caer en ella es leyendo y escribiendo mucho en tu idioma materno, para dominarlo en la medida de lo posible.

Logo EDT. Editores de Tebeos

A mediados de abril se supo que Daruma y Editores de Tebeos dejaban de trabajar juntas tras muchos años de colaboraciones, pero los realmente implicados han sido los que menos han comentado este enorme batacazo para la industria en el país. ¿Puedes comentar cómo se sucedieron los acontecimientos hasta llegar a ese punto?

Bueno, es un hecho relativamente reciente y EDT no ha realizado ninguna declaración al respecto todavía. Nuestra relación con EDT, antes Glénat, ha sido muy larga y extremadamente fructífera, de unos 12 años y unas 340.000 páginas traducidas (equivalente a unos 1.800 tomos de 190 páginas), y nos une no solo una relación profesional, sino también personal. Por eso prefiero no decir nada por el momento y esperar a los acontecimientos, ya que con suerte esto va a ser un bache temporal y volveremos a trabajar juntos en el futuro.

Si todo va bien, esta posibilidad existe, pero antes deben darse una serie de condiciones. Ojalá que se cumplan.

El futuro de la industria del manga en España

 

¿Está la industria tan mal como se cree o hay mucha exageración por parte de medios y lectores? ¿Hacia dónde crees que van a ir las cosas dentro del mundillo? ¿Es posible que en algún momento volvamos a sufrir un, por así decirlo, colapso de licencias como el que se vivió hace unos años?

Desconozco los números reales que barajan las editoriales, y las diferencias (si las hay) con respecto a años anteriores, pero por los movimientos que hay (mucha prudencia con nuevas licencias, mucha reedición de material “de venta segura”, etcétera) se puede entrever que la situación es delicada y que nadie está para hacer grandes experimentos.

No creo que haya otro colapso de licencias, creo que la cosa va a seguir tímida durante unos años hasta que se produzca la explosión del manga en formato digital, algo que seguramente cambiará el mercado de forma radical, aunque no sé a qué plazo, de qué forma ni nada de nada. De hecho, nadie lo sabe. Nos espera una época de mucho cambio y yo prefiero enfocarla, en vez de con miedo (que parece ser el sentimiento generalizado entre los profesionales, el miedo a lo digital y al cambio), con ilusión y esperanza.

¿Qué opinas de todos esos intentos, como la línea Gaijin, de sacar adelante el cómic español bajo la etiqueta comercial de «manga»?

Para mí, lo he dicho varias veces, estrictamente “manga” es cómic hecho en Japón, pensado en su origen para el público japonés y (esto es muy importante) con métodos editoriales japoneses, así que técnicamente la línea Gaijin no es manga, pero me parece acertado usar esa palabra como gancho y como concepto para dar a entender a los posibles compradores qué tipo de cómic tienen en las manos.

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«Si todo va bien, esta posibilidad [trabajar con EDT de nuevo] existe, pero antes deben darse una serie de condiciones. Ojalá que se cumplan.»

Ahora un tema un tanto espinoso: los fansubs. Muchos opinan que son una forma de conocer obras y poder luego pedirlas para que lleguen aquí. ¿Estás de acuerdo con eso o lo ves más bien como algo que perjudica directamente a las editoriales y a los traductores?

Básicamente, el tema de los fansubs tiene dos vertientes, una buena y otra mala, y si las pusiéramos a las dos en una balanza no sé hacia qué lado se decantaría.

La parte buena es que los fansubs y las scanlations dan a conocer obras que de otro modo no se podrían dar a conocer, obras que si se editan en versión oficial ya son conocidas de antemano y se venden bien. Es una forma de crear fenómenos a coste cero para las editoriales, de hecho, y funciona muy bien en ciertos casos.

La mala es que, como todo, los abusos son nocivos. Todavía hoy en día, la mayor parte de las ganancias de un autor de manga provienen de Japón, un país con casi inexistente piratería, por lo que la actividad scanlator internacional poco va a afectar a los pesos pesados como Oda, Kishimoto o Kubo, que como mucho dejarán de ganar unos millones de yenes, una simple gota en el océano de sus ganancias. Sin embargo, la gente no es consciente de que la mayor parte de los mangaka tienen muchas dificultades para llegar a fin de mes. Es un trabajo muy duro, con muchos gastos (tienen que pagar a los ayudantes, el alquiler del estudio, etc.) y muy poco tiempo libre, y a ellos realmente les puede suponer un gran hándicap que haya scanlations de sus obras, por las que por cierto no reciben ni un solo yen en concepto de royalties, aunque sea su trabajo. Si un mangaka no puede llegar a fin de mes dejará la plumilla y se dedicará a otro trabajo que le reporte ingresos mensuales estables para pagar sus facturas. Si abusamos de las scanlations estaremos contribuyendo a que, tal vez, el próximo Eiichirô Oda decida dejar los lápices porque no puede llegar a fin de mes.

Así que… ¿Son buenos o malos los fansubs/scanlations? Depende, y no sé qué tiene más peso, si lo bueno o lo malo. Lo ideal sería encontrar un sistema por el que todos pudiéramos disfrutar de estas obras a coste escaso y los autores pudieran beneficiarse de ello, un poco como Spotify pero en versión manga/anime. De hecho ya existe Crunchyroll, que sería esta idea en anime.

imagesHablando de cómo van las cosas en Japón, todos recordamos aquella aparición que tuviste en el manga de Shin-chan gracias a tu relación con el fallecido Yoshito Usui. ¿Qué opinas de que la obra continúe sin él? ¿En este tipo de casos, con personajes que son casi símbolos de un país, debería prevalecer la autoría del dibujante o ya es casi como una obligación que prosiga?

Es algo poco común en Japón, aunque típico sobre todo de los Estados Unidos, donde Batman, Spiderman y demás son dibujados independientemente de sus creadores originales. Shin-chan es un manga que reporta muchos beneficios tanto a la editorial como, en este caso, a la familia del autor, y reconozco que teniendo una fuente de ingresos como esta se hace difícil renunciar a ella. Por otra parte, en un momento dado se dijo que Shin-chan sería continuada por los “ayudantes” de Usui, y en palabras del propio Usui sus ayudantes eran sus hijas, que muy a menudo se encargaban de pensar los chistes y de hilvanar los argumentos por su padre, por lo que al final, si realmente son las hijas las que están detrás del nuevo Shin-chan, todo queda en familia.

¿Cómo ves la industria japonesa actualmente en comparación con hace unos años? ¿Cómo crees que va a evolucionar?

La veo adaptándose poco a poco a la nueva realidad: los libros electrónicos y la lectura en dispositivos como tabletas. Es una evolución muy lenta, pero van surgiendo novedades y creo que el futuro va a ir por estos derroteros. Como he dicho antes, nos espera una época fascinante, y estamos a las puertas de un cambio tan enorme en la industria como fue la aparición de las revistas de manga de cadencia semanal hace 50 años.

Realmente, en los últimos 50 años, pese a que ha habido cambios y muy importantes, la esencia de la producción de manga ha venido siendo siempre la misma. Ahora, sin embargo, este modelo establecido seguramente va a cambiar debido a la publicación digital. No sé cómo, pero estamos metidos de lleno en una época fascinante que, en mi opinión, sentará las bases de lo que va a ser el manga en las próximas décadas.

Muchas gracias por concedernos un poco de tu tiempo, Marc. Ha sido un placer.

Gracias a vosotros.