Reseña de Wandering Son

wander1

Si hay algo en lo que Takako Shimura destaque, es en sus historias sobre la sexualidad. Lejos de convencionalismos y frivolidad, la maestría de la autora al representar la humanidad y la evolución de sus personajes es única. El manga del que voy a hablar en esta reseña no es otro que su publicación más afamada, longeva y brillante, Hourou Musuko (Wandering Son en su edición americana).

Wandering Son comenzó a publicarse en 2002 en las páginas de la revista mensual Comic Beam, cuna de otros mangas alternativos como “Emma” de Kaoru Mori o “Thermae Romae” de Mari Yamazaki. Durante sus 11 años de publicación acumuló quince tomos recopilatorios llegando a su final el pasado Julio. Lamentablemente en España no está disponible, pero si os defendéis con el inglés, en EEUU está siendo publicada por Fantagraphics, que ha sacado este mes el quinto tomo en una edición de tapa dura. También cuenta con una serie de animación de 12 episodios emitida en 2011.

El argumento gira en torno a dos amigos que comparten un secreto. Nitori Shuichi es un chico que quiere ser una niña y Yoshino Takatsuki una niña que quiere ser un niño. Y en el medio, Saori Chiba, enamorada de Nitori y muy celosa de Yoshino por la fuerte amistad que hay entre ambos. Gracias a líos y enredos amorosos de personajes principales y secundarios, Shimura aprovecha para desarrollar una serie de temas clave. El principal, la transexualidad, y su repercusión en la sociedad. Pero también muchos otros como la importancia de la familia, la llegada de la adolescencia y los cambios que conlleva, el amor (de todos los tipos y géneros) y por qué no, el sexo, aunque siempre de forma muy sutil. Todo esto lo convierte en uno de los slice of life más realistas que nos podemos encontrar.

h21

Como en la vida, las decisiones de los personajes, por pequeñas que sean, tienen grandes consecuencias más adelante. Es una historia sobre la realidad de personas normales que buscan su lugar en el mundo. No hay acción ni fantasía, al igual que no hay garantía de que todo termine como se espera, ni de un final feliz. Esta espontaneidad es lo que la hace una única e imprescindible lectura.

Con viñetas grandes, poco texto, fondos simples y muchos saltos temporales, la narración de la autora es algo poco habitual. La importancia yace en los personajes, cuyos sentimientos son brillantemente reflejados en el papel (gracias al acertado estilo de dibujo) y en la búsqueda de una identidad propia en la que sentirse ellos mismos. Nos encontramos ante una historia conmovedora, muy humana, perfectamente construida y que encandilará tanto a personas que compartan las preocupaciones de nuestros protagonistas como a los que no.  Si buscáis algo diferente al habitual shonen de peleas o al shojo romanticón sin trasfondo, y estáis dispuestos a emocionaros con la historia de estos chicos, es una elección sin posibilidad de equivocarse, ya que nos encontramos ante una obra maestra del cómic.

El final es uno de los temas que más ha dado que hablar últimamente, que aunque puede pecar de precipitado y abierto, no podemos olvidar que la meta de nuestros personajes era encontrar una respuesta, y una vez conseguido esto, tenemos, no sin pena, que dejarles marchar hacia su vida adulta, que no ha hecho más que empezar.