Reseña de Cross Game

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Mitsuru Adachi no es precisamente el autor más publicado en nuestro país, a pesar de su enorme calidad, que le reconocen tanto los japoneses como los occidentales que hemos leído una o varias de sus obras, pero para calibrar lo buena que es la obra que reseñamos hoy basta recordar que el maestro ha ganado el premio Shôgakukan 3 veces. Dos de ellas fueron en la misma edición, en 1982, Touch (Bateadores) y Miyuki. La tercera, en 2009, fue Cross Game.

Es por ello que cuando Panini anunció por sorpresa en 2011 que iba a publicar Q&A sus fans nos quedamos un poco a cuadros, pensando que una obra acabada, publicada entre 2005 y 2010 en 17 volúmenes y aclamada por la crítica y el público habría sido mejor elección, pero le dimos la oportunidad de todas formas. Era un título en marcha y no se sabía cómo iba a desarrollarse.

Enfrentándome a la opinión de mi compañero Ashita debo decir que Q&A fue una decepción, un raro ejemplo de obra floja de Mitsuru Adachi, y no precisamente la mejor forma de generar una base suficiente de fans en nuestro país como para que las editoriales se vieran obligadas a traernos alguna (o unas cuantas) de sus muchísimas obras inéditas. Estoy seguro de que la cosa habría sido distinta si nos hubieran traído el manga que hoy nos ocupa, pero por alguna razón que probablemente nunca sabremos la editorial italiana no lo licenció. Quizá «demasiados» volúmenes para una editorial que apuesta por obras tan cortas como sea posible, quién sabe. Pero esta es la obra de Adachi que hay que traer. Dicho de otra forma, si va a haber un solo manga más de este señor que se publique aquí debería ser este.

En fin, hecha la introducción hablemos de lo que nos interesa, que es Cross Game: como es habitual en la bibliografía de Adachi-sensei vamos a ver deporte, y concretamente béisbol. Si no os gusta el béisbol, pero nada de nada, no hace falta que leáis esta historia. Si ni os gusta ni os disgusta haced el favor de leerla, porque no solo es un magnífico relato, sino que el desarrollo de los partidos, y las motivaciones de sus jugadores, os van a poner en tensión y os van a emocionar como solo un partido dibujado por Adachi podría hacerlo.crossgameinterior

Argumentalmente hablando, Cross Game tiene como protagonista a Kô Kitamura, el hijo único de una familia que tiene una tienda de material deportivo, y sus vecinas y amigas, las hermanas Tsukishima, que son de mayor a menor Ichiyô, Wakaba (que no esconde que está enamorada de él), Aoba (un año menor y muy celosa de Kô por robarle la atención de su hermana) y Momiji. A su vez, estas son hijas del propietario de un café y un centro de bateo, un señor viudo, elemento que no podía faltar en una obra del autor como tampoco la mascota, en esta ocasión el gato Nomo.

Kô cursa quinto de primaria en la academia Seishû (al parecer la misma del manga Nine, del propio Adachi) y a diferencia de sus amigos no está especialmente interesado en el béisbol, pero tras un trágico suceso marca de la casa Adachi (que no revelaremos) la obra da un salto de 4 años y nos encontramos con el protagonista en primero de bachillerato, a punto de entrar en el club de béisbol después de haber entrenado todo este tiempo y tener, por qué no reconocerlo, un talento natural para este deporte y para la posición de pitcher. Su nada despreciable capacidad para el bateo, por otra parte, la ha adquirido en el centro de la familia Tsukishima a base de meter monedas en la máquina y dedicarle horas y horas al tema.

A partir de aquí lo lógico es que el club de béisbol de la Seishû, como ocurre en todo el país, se ponga como objetivo el Kôshien, la fase final del campeonato nacional de béisbol de bachillerato, y que lo intenten los protagonistas de esta historia en uno de los tres intentos que permite el sistema educativo japonés, cuyo bachillerato tiene 3 años. Sin embargo, los obstáculos empiezan de una forma inesperada y original por parte del autor: en su primer año Kô y sus compañeros se enfrentan a un enemigo dentro del mismo club, pues varios estudiantes de otros centros han sido reclutados por sus habilidades deportivas para llevar a la academia Seishû al Kôshien, y el equipo legítimo queda relegado a una especie de equipo B que no tiene opciones de participar en partidos oficiales.

No es ningún spoiler si digo que este obstáculo será superado, pero con todo el lío se pierde un año y a Kô le quedan solo dos intentos para llevar a Wakaba al Kôshien, que como en todo buen manga deportivo es el objetivo final, pues las chicas no pueden jugar al béisbol de forma oficial en equipos mixtos ni tienen su propio campeonato de la importancia del Kôshien, y siempre hay algún chico que intenta hacer realidad el sueño por ellas. Machista, sí, como si las chicas no pudieran tener sueños propios o dedicarse a otras cosas aparte de ser la mánager del equipo, pero es lo que hay.

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Hablando de chicas y béisbol, uno de los puntos más interesantes de Cross Game es que de hecho sí hay una chica que juega al béisbol, Aoba, como hemos dicho antes un año menor que Kô. De carácter más bien masculino, es miembro del club de béisbol a pesar de que no puede participar oficialmente en el campeonato, pero por lo menos entrena con los chicos y, sobre todo, se convierte en una referencia para Kô en cuanto a formas de lanzar, puesto que él al principio lo único que tiene es velocidad y fuerza, pero no control. Gracias a este punto en común que tienen (en realidad se parecen muchísimo en un montón de cosas) poco a poco se van limando asperezas, que de hecho venían solo por parte de ella, pero en ningún momento esa relación deja de ser de amor-odio y se convierte en uno de los grandes atractivos de la obra.

Por supuesto también están ahí los secundarios entrañables (Akaishi, Nakanishi, Azuma, el entrenador Maeno, Senda, Akane, incluso algunos rivales…), los paisajes urbanos detalladísimos, las escenas en las que sobran las palabras para entender lo que está ocurriendo, los cambios climáticos, el ritmo pausado, el tono costumbrista, el magnífico retrato de la juventud y toda clase de elementos que caracterizan la obra de Mitsuru Adachi, que en Cross Game estaba especialmente inspirado, pues supo llevar sin bajar la calidad en ningún momento una historia de béisbol y amor (por este orden, puesto que a diferencia de Touch aquí el béisbol pesa claramente más que el romance) donde el béisbol se vuelve más táctico y profundo que otras veces y el amor más complejo y con más personajes implicados.

No ha llegado a gustarme como Touch, mi manga favorito no solo de Adachi sino en general, pero ha sido por poco. Considero Cross Game una obra maestra absolutamente recomendable y aunque no se haya publicado en castellano (craso error) está disponible en inglés, francés e italiano, así que si tenéis la más mínima curiosidad por este autor quizá deberíais empezar por Cross Game. Si ya os contabais entre sus fans pero no la habéis leído, ya estáis tardando. Otra posibilidad es disfrutar del anime, una serie de solo 50 episodios que también gustó bastante y que se emitió originalmente entre 2009 y 2010.