Reseña de Lost World

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La nueva isla del tesoro es el manga más antiguo de Osamu Tezuka que está disponible en castellano, aunque como ya os contamos no el primero de su carrera. Sí fue, sin embargo, su primer gran éxito y un hito en la historia del manga, que motivó a muchos autores a empezar su propio camino en el sector. Pues bien, al año siguiente, 1948, se publicaría Lost World, la obra que hoy nos ocupa y que posiblemente tiene más calidad intrínseca que la anterior y sin duda os gustará más.

No lo parece si nos fijamos en el apartado gráfico: si bien La nueva isla del tesoro estaba, como también os contamos, redibujada para la recopilación de la Obra Completa de Osamu Tezuka de los años 80 después de haberse perdido unos originales que al fin y al cabo no respetaban la idea inicial del Dios del Manga, en el caso de Lost World lo que nos ha llegado es un manga, ahora sí, con el dibujo de los inicios de la carrera del maestro. Lo veréis menos agradable (y la reproducción que nos ofrece Glénat no es precisamente de las mejores de su catálogo, fijaos en los puntitos blancos que se ven en las tramas durante todo el volumen), pero más fiel al momento en el que se creó la obra.

En el epílogo Tezuka-sensei nos cuenta, eso sí, que el origen de Lost World está en sus años universitarios, pues el hombre dibujaba manga incluso desde que iba al colegio, con los métodos más rudimentarios, y lo hacía circular entre sus compañeros. Lost World tuvo más ediciones caseras y luego se serializó incluso en un periódico, pero finalmente para su edición en formato libro, la que nos ocupa y que también fue un pelotazo con cientos de miles de ejemplares vendidos en su época, solo tuvo que hacer un cambio: rejuvenecer al protagonista, que en la versión original era un joven adulto pero aquí pasa a ser el niño Ken’ichi, mítico en el universo Tezuka, pues la industria del cómic japonés había apostado por el público infantil como target.

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Ken’ichi Shikishima, así se llama en Lost World, es un joven científico especializado en humanizar a los animales que descubre unas misteriosas piedras de energía que guardan relación con el acercamiento a la Tierra del planeta Mamango, una parte de nuestro planeta que se desprendió hace millones de años y que en el presente del manga se acercará lo suficiente como para que el protagonista y su séquito se planteen viajar hacia allí e investigar si hay más piedras de esas, que como fuente de energía no nos vendrían nada mal.

Lógicamente no son los únicos interesados en esas piedras, y la primera mitad de esta historia de más de 200 páginas se desarrollará en la Tierra, reflejando la lucha por esos codiciados objetos a través de espionaje, infiltración y combates que si no fuera por el estilo a lo Disney y los chascarrillos podría haber hecho de este un manga anticuado, sí, pero más serio. En la segunda mitad, como no podía ser de otra forma, veremos el viaje al planeta Mamango y las aventuras que tienen lugar allí, donde los tripulantes de la nave encuentran algo que no tiene nada que ver con lo que esperaban.

Lost World es una divertida, trepidante y en ocasiones absurda aventura, para nada realista, en la que encontraremos humor y drama (su final no es precisamente lo que cabría esperar de un manga para niños), así como parte del famoso Tezuka Star System con la presencia del mencionado Ken’ichi, el regreso de Makeru Butamo (el capitán de La nueva isla del tesoro), el debut oficial del profesor Mostacho (personaje que había nacido en los mangas que Tezuka dibujaba desde pequeño), el siempre malvado Acetylene Lamp y otros secundarios de menos importancia, pero que contribuyen a generar el caos que tanto gustaba al autor.