De un tiempo a esta parte hemos observado, con sorpresa y no precisamente agradable, que Planeta DeAgostini encarecía no del todo justificadamente las nuevas ediciones de mangas de los que al fin y al cabo ya poseía la licencia y que ahora se está limitando a reeditar en formatos mejores.
Es cierto que nosotros, como lectores, no sabemos el dinero que cuesta cada licencia (no todas valen lo mismo, aunque los precios finales de los tomos sean parecidos), y también es cierto que hay factores muy a tener en cuenta para las editoriales como la previsión de ventas que va a tener un título concreto. No es lo mismo, por ejemplo, publicar la kanzenban de Dragon Ball a un precio reducido que, por ese mismo precio, intentar vender algo de Osamu Tezuka sabiendo que, por muy bueno que sea, al público español no le interesa tanto como al francés y por lo tanto se va a perder dinero con esa publicación.
De acuerdo, la situación económica de cada uno no es algo que una editorial deba tener en cuenta a la hora de decidir el precio de sus mangas, porque nos guste o no cada uno tiene su poder adquisitivo y, en muchos casos, veremos cosas que nos hacen babear y tendremos que fastidiarnos porque, por ahora, no podremos comprarlas.
Hasta ahí estamos de acuerdo y al César lo que es del César, pero hay que encontrar un término medio. Cuando hace unos años salió la kanzenban de Monster por 14,95 € el volumen doble (repetimos, doble), dolía en el bolsillo pero la edición es de tal calidad, y además reúne dos volúmenes de grosor normal en cada entrega, que se entendía y todos felices. Años más tarde Planeta volvía con Naoki Urasawa trayéndonos algo solicitado durante mucho tiempo pero que no se había podido editar por motivos legales: hablamos de Master Keaton, directamente en edición definitiva pero en esta ocasión con 100 páginas menos y un papel de calidad superior al estándar, si bien aún lejos del de Monster. ¿El precio? Sí, el mismo. 14,95 €.
Aquello nos dolió, pero como se suele decir, «ajo y agua». También a 14,95 € sacó la esperadísima reedición del tomo único Regreso al mar, del fallecido Satoshi Kon, poniéndole tapa dura pero sin incrementar las aproximadamente 200 páginas que tiene. Es decir, un volumen estándar, con una edición de más calidad, eso sí, por un precio de kanzenban.
Al mismo tiempo aparecía el primer volumen de la también esperadísima reedición de Fénix, de Osamu Tezuka, anunciada unos meses antes y para muchos seguidores del Dios del Manga la última esperanza de ver, por fin, la obra completa (paradójicamente incompleta por la muerte del autor antes de entregarse a la última saga de la que fue la obra de su vida). Volumen de tamaño grande no precisamente estantería-friendly, algunas páginas en bitono (que no coloridas como las de las kanzenban habituales), tapa dura, entre 300 y 400 páginas según el número pero siempre al demoledor precio de 25 euros exactos.
A quien esto escribe, gran fan de Fénix, le pareció un despropósito pero decidió comprarla igualmente, y dejó de parecerle tan cara la edición de Master Keaton, pero lo peor estaba todavía por llegar: unos meses más tarde se confirma el precio de la nueva edición de Nausicaä del Valle del Viento, manga de Hayao Miyazaki que se convirtió en una célebre película dirigida por el mismo justo antes de fundar el Studio Ghibli.
Nos habían dicho que sería una edición de lujo, pero no que costaría 99 eurazos. Sí, 99 euros de una sola vez, con dos gruesos y cuidadísimos tomos metidos en un cofre, pero 99 euros. Sí, el tamaño es superior al de la edición estadounidense, que cuesta menos de la mitad pero que ya era bastante grande, pero… ¿desde cuándo eso justifica un precio desorbitado como ese? ¿y quién ha pedido que fuera la edición más grande del mundo, por otra parte?
Para el próximo Salón del Manga de Barcelona se anuncian novedades como Happy!, de Naoki Urasawa, en una edición al parecer igual a la de Master Keaton y al mismo precio, otro manga que muchos querremos pero que juntándose con el tramo final de Master Keaton supondrá un nuevo esfuerzo si queremos llevar las dos al día. Y eso que inicialmente se anunció que no empezaría hasta que finalizara MK. Otro anuncio que ha gustado poco ha sido la de la enésima edición (ahora adaptada al formato de la Colección Trazado) de Adolf, del mencionado Osamu Tezuka, una obra de altísima calidad pero que ya vio una edición en dos tomos de tapa dura y cofre en 2010, después de la primera en tapa blanda y cinco entregas entre 1999 y 2000. ¿Era necesaria una tercera, que además costará 50 euros? Quizá no.
En resumen, Planeta DeAgostini está haciendo lo mejor para sus intereses: reeditar material por el que ya pagó y que ya ha amortizado sobradamente. Hasta ahí nada que decir, lo malo es que el precio de estas reediciones no tiene demasiado sentido, especialmente en un mercado tan tocado por la crisis como el nuestro. Ahora ya no es cuestión de si yo tengo más o menos dinero que tú y me compro cada mes 10, 5 o 3 volúmenes de manga, sino que estamos hablando de un país donde la mitad de los jóvenes adultos está sin trabajo y la otra mitad intentando pagar como puede la hipoteca o el alquiler del piso. No hace falta decir que no se espera que Nausicaä sea un producto que vayan a comprar demasiados adolescentes y niños a ese precio, por supuesto.
¿Es adecuada una tirada limitada a un precio elevado para garantizar que una obra poco comercial vea la luz en su totalidad? Probablemente sí, de hecho es la filosofía de Astiberri sin ir más lejos, pero castiga al lector fiel que llevaba años, por ejemplo, esperando que volviera Fénix. Lo que no es tan lógico es lo que ha ocurrido con Nausicaä: la anterior edición, ya con sentido de lectura oriental y tamaño bastante más grande del habitual, salía a 7,21 euros el volumen. Ahora, sin paso intermedio, nos traen la edición de superlujo limitada a 2.000 unidades. ¿En serio? ¿Y los que, estando o no en paro, tenemos bolsillos más discretos? ¿Por qué no una edición integral como la de Adolf (no la próxima, sino la segunda) a 40-45 euros?
Hace unos años Planeta podía ser tildada de muchas cosas, entre otras de cortar las colecciones con suma facilidad y dar pocas explicaciones oficiales, pero sus mangas tenían precios más asequibles aunque fuera a costa de ofrecer papel de menor calidad y una reproducción a veces discutible. Ahora, sin haberse vuelto más abierta, amable y transparente como empresa, se ha convertido en una editorial para gente con bastante poder adquisitivo y está olvidando al lector medio. ¿Qué opináis vosotros?