El perro enamorado de las estrellas toma su título de una metáfora que resumen perfectamente los sentimientos de los personajes de la historia. A pesar de ser un manga corto de 300 páginas tiene una estructura muy compleja y entrelaza varias situaciones con algo en común: los perros. Sin embargo, los animales no son los protagonistas, sino los humanos. Son éstos los que miran las estrellas y viven situaciones muy duras. Siendo realistas éste es un cómic muy bonito, pero lo que narra es bastante desagradable. Quizá radique ahí su genialidad, en su capacidad de contar hechos muy crudos de una manera que no resulte terriblemente triste.
En general, el argumento es siempre el mismo: una persona pasa momentos difíciles y gracias a la compañía de un can los hace frente en la medida de lo posible. Ahí donde la sociedad humana falla y abandona a su suerte a personas en situaciones de exclusión social aparece un perro que, a pesar de sus incapacidades, logra superar las barreras emocionales.
Esos animales que no hacen más que comer y jugar, que los humanos tratan como objetos y los usan y abandonan según les convengan, demuestran más afecto y fidelidad que nadie.
Volviendo a la estructura del cómic, podría decirse que parte de una historia principal de la que se derivan las demás. No como una continuación, más bien como un ¿qué pasó con?, ¿qué fue de?, funcionando como relatos independientes a la vez que configuran uno solo, creando un manga muy trabajado, empezando todo con un planteamiento tan simple como el de una familia que accede al capricho de su hija de acoger un perro y al final ha de ser el padre que no quería tenerlo quien lo cuida. Es en el dibujo donde podría considerarse que flaquea, pues combina viñetas e ilustraciones muy trabajadas y fondos muy detallados con personajes de rasgos excesivamente simples y poco elaborados, algo que en personajes secundarios o fugaces tiene un pase, pero en uno de los protagonistas da una sensación de caricatura poco adecuado con el resto del trabajo. Esto no afecta a los perros, siempre bien dibujados con todo lujo de detalles.
Sin duda éste es un manga que gustará a cualquiera que lo lea. Desgraciadamente su precio y/o su carácter alternativo lo alejan de las masas. Ponent Mon ha vuelto a hacer una apuesta arriesgada y un buen trabajo editorial con un buen formato, un buen papel y una buena edición en general, poniéndolo a la venta en un buen momento, ahora en verano que escasean las novedades es un buen momento para otro tipo de lecturas más relajadas y sesudas como ésta, aprovechando las noches despejadas para observar las estrellas.