Primeras impresiones de los redactores con Silver Spoon

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Desde finales del año pasado sabíamos que llegaría, y aunque no han habido demasiadas uñas mordidas ni caudalosos ríos de tinta, lo que nos ha dado el anime de Silver Spoon en su primera emisión ha sido, por lo pronto, lo que cabía esperar de ella en el buen sentido de la expresión. Y es que desdichado aquél que se atreviera a dudar de lo último de Hiromu Arakawa, la célebre mangaka que se ganó una sólida base de fans con la todavía más célebre Full Metal Alchemist. Aquí, sin embargo, y como ya sabréis, las cosas tiran por otros derroteros: ni magias con cierto punto de esoterismo, ni países fictícios, ni guerras al estilo napoleónico, sino una dosis de edulcorada pero simpática realidad al servicio de la comedia más pura y habilidosa. Y es que en la Escuela de Capacitación Agraria de Yezo, sobran los alquimistas. 

La opinión de Ashita

Que Silver Spoon tiene una buena historia todo el mundo lo sabe. Por eso, cuando estaba comenzando este anime la pregunta que me hacía no era si la trama me gustaría (que me encanta), sino si Noitamina estaría a la altura de la obra original. Y, de momento, le doy un notable.

La animación es aceptable, correcta, fluida: en ese sentido no tengo queja. Aunque, eso sí, el diseño de los personajes si que me chirría un poco más. Creo que el estudio ha infantilizado un poco el estilo de Arakawa y ha salido un Hachiken (el protagonista) demasiado «niño»en comparación con el que podemos ver en el manga de la autora de Fullmetal Alchemist. Y lo mismo pasa con el resto del reparto. Y esto, desgraciadamente, puede que juegue en contra del dramatismo que veremos más adelante y que los lectores del manga ya conocemos.

Y aparte de que tanto el opening como el ending me han parecido lamentables, lo he encontrado en general muy fiel, con unos gags que están muy bien animados. En definitiva, puede que sea uno de los pocos animes de la temporada de verano que merezcan el tiempo de ver, y estoy muy contento sabiendo que una segunda temporada ya está en marcha.

La opinión de Dorion

Tengo un gran problema a la hora de valorar los nuevos proyectos surgidos de creadores cuyas determinadas obras me han cautivado especialmente. Y es que a veces, obsesionado con querer encontrarme con las mismas e inigualables experiencias vividas con sus anteriores propuestas, me olvido de lo que es más importante: disfrutar de lo que tengo delante en la medida que se me presenta.

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Lamentablemente, esta estúpida manía mía me ha costado más de una buena experiencia, ya sea ante una pantalla de cine, de televisión o de ordenador. Mi resquemor inicial para con Silver Spoon, así pues, venía propiciado por la anticipación de una posible decepción, pues para mí hablar de la adaptación animada de lo último de la creadora de la excelsa Fullmetal Alchemist son palabras mayores. Muy tarde me he dado cuenta, sin embargo, que sembrar mis expectativas en base a lo vivido con FMA ha sido una soberana estupidez, tanto que me avergüenzo un poco de estar escribiendo esto. Silver Spoon no es un shonen, no al menos uno de esos tan prototípicamente pensados para la Jump y similares, sino algo más intimista, más personal –pues conociendo que Hiromu Arakawa se crio en una granja ganadera, uno no puede evitar ver un paralelismo claro entre la propia autora y el protagonista, Yugo Hachiken—y, en definitiva, algo radicalmente diferente a la obra que catapultó al éxito a la mangaka oriunda de Hokkaido.

Por si fuera poco, Silver Spoon es, además, divertida. Muy divertida. Y no sólo por lo realmente bien caracterizado que parecen estar tanto el personaje de Hachiken como unos secundarios destinados a tener más de un momento de gloria –ojo con Tamako–, sino porque Silver Spoon ha hecho gala de una inusual virtud en los mangas y animes de comedia: saber exactamente dónde colar los momentos con mayor fuerza cómica, sin desentonar un ápice ni cortar el rollo de forma abrupta. El tiempo y el transcurso de los episodios se encargarán de demostrar si es cierto o no, pero podemos estar ante uno de los animes más inteligentes del año. Sobre el opening y el ending… mejor no hacer no hacer comentarios.

La opinión de Sergi

Hiromu Arakawa se ha confirmado por méritos propios como una autora versátil y con un talento que hace que cada una de sus obras –propias, porque lo de Hero Tales es de juzgado de guardia– desborde calidad por los cuatro costados. Me enamoró con esa ya atemporal joya que es Full Metal Alchemist y lo ha vuelto a hacer con esa excelsa obra que es Silver Spoon. Llegué a su lectura quizá algo más tarde de lo que ahora me hubiera gustado, pero en cuanto me metí de lleno en esa fantástica escuela agraria para estudiantes que nos presenta, no pude parar de leer hasta llevarla al día. Es por eso que este anime me importaba mucho más que cualquier cosa de relleno que pudiera salir medianamente correcta de algún estudio japonés más o menos habilidoso.

Y la verdad es que por el momento puedo respirar aliviado: no se han cargado un ápice la idea original, y los chistes siguen funcionando igual de bien que lo hacen en papel. Los personajes del anime están adaptados de forma correcta (aunque como ya dice Ashita el diseño del protagonista chirría un poco, pero sin ser desagradable). Es quizás uno de los estrenos que más esperaba, y parece que todo marcha bien. Este primer capítulo, muy recomendado, esperemos que marque una pauta y siga todo con esa calidad.