Creo que todos los que estáis leyendo esto sois fans del anime y/o manga. Y si no no es así, creo que os habéis equivocado de página. Como es de suponer, yo también lo soy: me encantan el anime y el manga desde hace unos cuantos años y creo que es una bonita afición con la que he reído, disfrutado, llorado y aprendido un montón de cosas; además, gracias a ella he conocido a mucha gente con la que «hablo» diariamente por twitter, wordpress o whatsapp. Vamos, que estoy muy contento por haber conocido esta afición cuando estaba en secundaria.
De hecho, casi todos los días le dedico parte de mi tiempo, ya sea leyendo un tomo, viendo un episodio, buscando cierta información o escribiendo para esta página. No penséis que tengo una obsesión: creo que sería comparable a alguien que escucha música todos los días o que va al cine asiduamente, por poner un par de ejemplos. Con esto quiero decir que esta afición se ha convertido en parte de mi vida diaria y por lo tanto si alguien la insulta o se ríe de ella yo siempre saltaré a defenderla, ya que indirectamente se están riendo de parte de mi vida. Pero esto que quede claro: aunque la defienda nunca le diré a alguien –ni creeré– que esto es superior a cualquier otra, ya sea el fútbol, las revistas de moda o las series para adolescentes de Disney.
Pero estoy seguro de que no muchos piensan así: a la gente le gusta ser especial, diferente y, por qué no decirlo, superior. Para mostrar esa superioridad (y en el tema que nos atañe) lo más fácil es pisotear los gustos y aficiones de otras personas mientras se ensalzan los de uno mismo, perdiendo así toda la objetividad y lógica que se podían tener, llegando a un punto en el que, de tanto repetir que lo propio es mejor, se lo acaban creyendo. Y es aquí donde empieza a nacer el fanatismo.
El fanatismo es la mar de antiguo y en toda afición siempre va existir un grupo de estas personas, pero hay ciertos grupos en los que se nota mucho más que en otros. Y cuando se aprecia demasiado es cuando empieza a apestar y a hacer daño tanto a la propia afición como a sus seguidores.
Uno de los colectivos donde más se puede percibir esto de lo que os estoy hablando es en el mundo del manga y el anime. El porqué es muy sencillo: la falta de madurez, y es que no hace falta ser muy listo para darse cuenta de que la mayoría de consumidores son menores de unos 25 años.
En España, y supongo que en otros muchos países, sólo por decir que te gusta la animación japonesa te tachan de raro. Cuando eso pasa, las personas a las que les gusta empiezan a protestar, muchas veces echando la culpa de esto a la «incultura» del país (refiriéndose a las personas fuera del mundillo). ¿De verdad creéis que es por culpa de la sociedad ajenas a la industria? Yo opino que gran parte de la culpa la tienen los fanáticos de dentro. Cómo queréis que la gente opine bien del manga y del anime si cada vez que hay un evento salen en el telediario un grupo de estos a hacer simple y llanamente el imbécil: «Sí, es que yo soy Goku, esto no es un disfraz, y no te me pongas borde que te hago una onda vital», «yo no soy friki, soy un otaku» o «en los test que hice por internet ponía que era un otaku máximo» son frases de un estilo que no tarda demasiado en salir a la palestra cada vez que habla un «otaku». Por culpa de (y me gustaría decir «de cuatro gatos», pero sería mentir) esas personas, cada vez que salgo a la calle leyendo un manga me miran raro. Por culpa de esas personas la sociedad ya ha prejuiciado al manga y al anime. Por culpa de esas personas, esta afición no crece lo que podía crecer.
Pero es que encima el fanatismo no sólo estropea la afición por fuera, sino que como ya dije antes también daña a los fans. Vamos a poner unos cuantos ejemplos: hace dos meses se emitió un vídeo de 32 segundos donde salían 4 chicos en bañador haciendo… «el paripé». En ese vídeo no se mostraba nada más, ni tan siguiera un mínimo de argumento. Puedo entender que a ciertas personas le gustase el diseño de esos personajes, pero lo que no puedo comprender es lo que ocurrió. Internet se llenó de ese vídeo y cientos de personas empezaron a adorarlo y a babear por él. ¿Perdona?, ¿acaban de mostrar a 4 chicos en bañador y acabáis de perder la razón? ¿No os dais de cuenta de la perversión que tenéis? ¿No os dais cuenta de la estupidez que estáis haciendo? La verdad, no sé si al final esa serie será mala o buena, pero lo que sí tengo por seguro es que no podré disfrutarla, pues ya me da cierto recelo. Puede parecer una estupidez, pero si yo veo a un grupo de estúpidos adorando algo, me alejo de ese producto y pienso que es para imbéciles.
Hace varios años me gustaba el manga de Death Note, pero por culpa de gente como la que presenté en el párrafo anterior, declarando que era la mejor serie que existe, también empecé a alejarme de ella. ¿De verdad creéis que Sword Art Online es tan mala como para generar todo el odio que ha generado? ¡No! Hay miles series peores de las que no se ha despotricado ni la mitad que con esta serie, ¿y queréis saber el por qué? Por un grupo de fanáticos que empezaron a elevarla a los cielos. Todo esto ha pasado con un montón de series, y por culpa de ese fanatismo, mucha gente se quedará sin ver un anime o leer un manga que a lo mejor le podría gustar por culpa del prejuicio que causa ver a un grupo de imbéciles adorando a algo.
Si queremos que esta industria crezca, que tengamos más manga y anime, deberíamos comportarnos como una personas civilizadas para que «los de fuera» no nos miren raro. Porque al final, esto sólo perjudica a nuestra afición.