Reseña de Puedo escuchar el mar

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En 1993 el estudio Ghibli ya se había construido un nombre dentro del campo de la animación y se enfrentaba a nuevos retos. El primero, encontrar relevos para los maestros Miyazaki y Takahata y el segundo, diversificar su producción. La prueba de fuego daría lugar a este especial para televisión en el que no trabajaron los pesos pesados del estudio y abría el camino a otros proyectos que no fuesen películas de cine de gran metraje y presupuesto. ¿Tuvo éxito o fue un fracaso? Pues ni lo uno ni otro. El producto final tiene un acabado técnico impecable, con una animación y un diseño excelentes para lo que viene siendo animación para televisión. Sin embargo, la historia no tiene ni el encanto ni la magia que se espera de una película de Ghibli. Es más, resulta hasta insustancial y aburrida.

El argumento está basado en una historia de Saeko Himuro y trata el típico triángulo amoroso entre dos chicos, uno empollón y otro con espíritu de líder, y una chica bastante rebelde. En una ciudad de provincias llega la joven tokiota, brillante en los estudios y de carácter complicado, que causa sensación entre los chicos del instituto, especialmente entre los dos protagonistas a los que maneja a su antojo. Pero el devenir de las circunstancias, con hecho sucedidos a principios de los noventa y en Japón, hace que las cosas sean más complicadas todavía.

marA la vista está que el argumento no es nada fuera de lo común, pudiendo resultar hasta interesante para los aficionados a las historias románticas. A pesar de ello, siendo realistas, a falta de otras tramas para dar interés al asunto (del tipo competiciones deportivas, la aparición de una rival amorosa con ganas de bronca, visitas a los baños públicos, ropa interior fácilmente visible, o simplemente unos personajes con más carisma y alguna inquietud) no es una historia que dé para rellenar setenta minutos de metraje sin causar algún que otro bostezo.

Evidentemente, para un proyecto menor como éste no se va a poner toda la carne en el asador, y a pesar de ello, como se ha dicho anteriormente, el acabado técnico es muy superior a lo que se podría esperar de un producto así. Sólo hay que compararlo con un capítulo de animación de cualquier serie de televisión o incluso de películas para cine basadas en mangas.

Parece ser que la experiencia no gustó mucho dentro del estudio puesto que no han vuelto a realizar especiales para televisión y fuera de las películas de cine sólo han realizado videoclips o diseños para videojuegos.

En España la película llegó en 2008 en DVD de la mano de Aurum, siendo el primer país occidental en traducirla, según wikipedia, con un trabajo correcto, con la única peculiaridad de que Alazne Erdozia, aparte de poner voz a la madre de Morisaki, se la pone a múltiples personajes con una sola frase, así que se oye a Misae Nohara continuamente.

En resumen, Puedo escuchar el mar es lo que es, un trabajo menor del estudio que tiene interés por afán completista o para interesados en la animación. Fuera de ello, mejor centrarse en otras películas.