Reseña de Jinbe

Jinbe

Como os contamos en la reseña de Slow Step, por desgracia el maestro Mitsuru Adachi es muy popular en Japón, Italia y Francia, pero no en nuestro mercado, por lo que en general es bastante desconocido y como mucho la gente sabe que es el autor de Touch, o Bateadores si usamos el nombre con el que llegó su anime en los años 90.

Incluso para aquellos que lo conocen y han leído, de una u otra forma, alguna de sus otras obras, hay algunos títulos que son todavía más desconocidos, como este Jinbe del que os hablamos hoy, un volumen único que reúne material publicado de forma irregular en la revista Big Comic Original entre 1992 y 1997.

Si el día de Slow Step nos alejábamos del shônen en el que destaca el maestro Adachi para hablar de su único shôjo, hoy tampoco tocaremos un título para lectores masculinos preadolescentes y adolescentes, y es que la obra que nos ocupa es un seinen o manga para adultos. No porque aparezca más fan service de lo que es habitual en el autor, sino por lo adulto y serio de la trama.

Esta vez se nos cuenta una historia de amor de lo más peculiar y poco convencional, y también deja a un lado el deporte, que es solo una parte del pasado de uno de los dos protagonistas y no tiene ninguna incidencia en su presente. El mencionado protagonista esta vez es un hombre cuarentón llamado Jinpei Takanashi, aunque apodado Jinbe por el tiburón ballena, en japonés «jinbezame», que es uno de los peces que le apasionan en su actual empleo en un acuario.

Lo que sí es marca de la casa en los mangas de Adachi es lo de las relaciones familiares atípicas, y en esta ocasión el protagonista es viudo (¿cuántos van ya en su bibliografía?) y vive con su hijastra 5 años después de que la madre de la chica falleciera. Aunque se conocieron cuando ella ya había entrado en la adolescencia y estuvieron viviendo como una familia los tres juntos relativamente poco tiempo, Miku se encuentra bien viviendo con este señor que sabe perfectamente que no es su padre biológico, mientras que el que sí lo es está forrado y no entiende la decisión de su hija.

La chica, por otra parte, es el típico personaje femenino atento y responsable que encontramos en tantas obras de Mitsuru Adachi, y vive de una forma honesta que le permite estar bien con sus dos padres, entre los cuales hay cierta tensión desde que se conocieron en la universidad, pero por el bien de Miku imponen la cordialidad ante todo.

Jinbe está dividida en solo 7 episodios en los que se nos cuenta, con un estilo costumbrista también típico de Adachi-sensei, el día a día de sus dos protagonistas, así como la adolescencia de Miku y las circunstancias que ello conlleva, pero al mismo tiempo habla de cómo vive Jinbe la paternidad (aunque no sea biológica) y el amor que se profesan mutuamente.

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Aquí es donde entra la polémica, porque no sería la primera vez que Adachi trata las relaciones incestuosas, pero si hasta ahora lo habíamos visto en hermanastros con o sin sangre compartida, jamás se había atrevido con padrastros e hijastras, y en Jinbe lo hace, aunque con una gran delicadeza a través de silencios, miradas, comentarios de personajes secundarios y referencias al hecho de que, en el mundo animal, es algo completamente natural.

Se trata de una historia de amor, del tipo que queráis, muy amena, con el sabor habitual de las obras de Adachi y que nos deja con ganas de más (la verdad es que podría haber dado para algún tomito más) a pesar de lo poco creíble que resulta la propia idea de que pueda surgir un amor no familiar entre dos personas que, relación sanguínea o no, han desempeñado en el pasado (y siguen desempeñando) los respectivos papeles de padre e hija.

Si os interesa y no sabéis japonés, está publicada en Italia. Y cuenta con una serie de imagen real.