Reseña de El contrato social

uYUKJFkUna buena manera de responder a la pregunta que se hace el hombre, (¿de dónde venimos y a dónde vamos?), es a través de la filosofía. El pensamiento recogido a lo largo de los siglos puede responder a nuestras dudas o puede crearnos más preguntas, pero lo que está claro es que nos ayudará a entender un momento de la historia. Pero claro, un libro de filosofía puede resultar muy complicado y aburrido de leer, entonces… ¿Por qué no aprovechar el lenguaje del manga para transmitir esas ideas? Bajo esa premisa, la editorial Herder lleva algún tiempo publicando versiones manga de algunas de las obras filosóficas más importantes. Es el caso de El contrato social.

La creación de Rousseau nos ayuda a entender la caída del Antiguo Régimen. El pueblo llano estaba hasta la guillotina del absolutismo; mientras sus condiciones de vida eran terriblemente duras, las clases privilegiadas vivían a todo tren. ¿Hasta cuándo? ¿Cómo evitar esta injusticia? Explicando esta situación empieza el manga.

Evidentemente, en un manga de menos de 200 páginas es imposible tratar una obra tan densa como El contrato social. Este manga recoge los seis primeros capítulos del original; casi mejor así, porque una explicación sobre la separación de poderes no hay manga que la haga amena, ni probablemente suficiente público interesado en ella.

No es casual que Herder publique este título ahora. Y es que, si en el siglo XVIII vivían asfixiados por el despotismo ilustrado, ahora viven ahogados por una partitocracia. ¿Serían las soluciones de entonces válidas ahora? No es la finalidad de esta reseña ofrecer soluciones a este asunto, pero cabe destacar que en el manga la Revolución Francesa se trata de una manera excesivamente bucólica, la original fue una carnicería que dio lugar a un régimen de terror.

En cuanto a aspectos más técnicos, El contrato social sigue las pautas de la colección: un diseño de portada retro con una viñeta no muy vistosa como ilustración; una buena impresión y rotulación con una encuadernación cosida.

En definitiva, Herder nos ofrece una manera amena de llegar a obras tan influyentes como ésta, libro de cabecera no sólo de los revolucionarios de 1789, sino también de Simón BolívarFidel Castro. Por supuesto su lectura no sustituye a la del original, pero quién sabe. Si Harry Potter hizo lectora a una generación, quizá dentro de unos años haya una generación de otakus filósofos.