Reseña de Psycho-pass

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Psycho-pass, Psycho-pass, como empezaría reseñando Psycho-pass. Psycho-pass, un nombre que cuando lo oigo produce en mí varios sentimientos encontrados. Psycho-pass, un anime que, con su final hace apenas unos días ahora está en boca de todos. Psycho-pass, la revelación de la temporada de anime de otoño. Psycho-pass, una obra de 22 episodios que se puede visionar fácilmente en un fin de semana sin aburrirse. Psycho-pass y su pseudofilosofía, sus genialidades y sus errores. Psycho-pass, o como pronunciarían los japoneses, psychopath (psicópata). Bueno, será mejor que ordene mis pensamientos y escriba como Dios manda.

Debería empezar hablando del estudio y del director del anime, pero si yo lo empecé a ver fue debido a otro hombre, u en este caso, mujer. Y es que Akira Amano es la diseñadora de los personajes y, como que su dibujo es muy suyo, cuando vi un cartel promocional me recordó mucho a Katekyo Hitman Reborn!. Esto me llevó a preguntarme si Akira estaba involucrada en el proyecto y buscar información sobre la obra. Por suerte Amano solo puso el diseño artístico de los personajes y el guión fue de otro, Gen Urobuchi, guionista de Fate/Zero. El director es Naoyoshi Shiotani y el estudio es Production I.G.

La serie está ambientada en un universo (no me atrevo a decir futuro) donde se puede medir el estado mental de las personas, entender su personalidad y saber la probabilidad de que una persona pueda cometer crímenes. Todo esto lo pueden saber por un dispositivo llamado psycho-pass (no se esmeraron mucho cuando tocaba escoger título), que todo el mundo lleva instalado en su cuerpo. Cuando la probabilidad de que una persona pueda cometer un crimen (Coeficiente de crimen) es alta, esta persona es arrestada amablemente (o no) por la policía y se les somete a una terapia de recuperación. También puede ser que los “criminales” (porqué se les tacha de criminales antes siquiera de haber cometido ninguna infracción) tengan un Coeficiente de crimen demasiado elevado. Entonces no se están por hostias y te volatilizan allá donde estés, sin juicio sumario ni leches. Y además, provocándote una duplicación celular en cadena donde ves como una parte de tu cuerpo (donde te haya dado el disparo) empieza a hincharse en plan salvaje hasta reventar. Esto de tener en consideración al ejecutado no, que no somos unas nenazas como en los Estados Unidos, oiga.

La historia gira entorno al cuerpo policial especial que se encarga de capturar a los criminales. Este cuerpo está dividido en dos secciones, los Ejecutores y los Inspectores. Los Ejecutores son criminales latentes, gente que tiene su Coeficiente de crimen elevado y sin posibilidades de bajar, que antes de estar encerrados en una celda toda su vida, prefieren trabajar con la policía y que les dé el aire de vez en cuando. Como ellos mismos se llaman, son perros de caza, destinados a morir en el servicio o que se les vaya la chaveta y al final tengan que ser ejecutados. Los Inspectores son los encargados de controlar los Ejecutores, los sacan de paseo, les dan las armas y los controlan. Son el freno de mano para los perros, los encargados de ejecutarlos in situ si la cosa se complica.

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El ya antes mencionado universo de Psycho-pass podríamos calificarlo dentro del sci-fi ciberpunk. Nos presenta una sociedad altamente robotizada: Hay robots policiales, te puedes cambiar toda la ropa con un simple clic (y no hay los desnudos tipícos de las transformaciones, ¡que ventaja!) o incluso redecorar la habitación al estilo que quieras tantas veces como desees. Las cámaras de seguridad están por todos lados y estás sujeto al continuo escáner del sistema sibyl, que analiza tu nivel de Coeficiente de crimen. El gobierno decide por ti que es lo mejor y que se te da bien, encarando tu vida laboral desde pequeño.

Dentro de todo este caos de robótica desenfrenada en el que te ves absorbido sin explicación previa y que irás descubriendo sobre la marcha (o no), se pueden notar anacronismos, como el uso de disquetes para guardar información (¡disquetes! ¿Es que estamos en la prehistoria o qué?) o radios más viejas que las que utilizaban los soldados en la guerra de Vietnam.

Pero la herramienta tecnológica más importante de la serie tiene nombre, la Dominator. Está es una pistola que utiliza la policía para disparar solo a los que tienen un Coeficiente de crimen superior a la media. Estas pistolas tienen dos modos, paralizador o asesino. Son los jueces in situ, te escanean y dictan veredicto. Además, solo pueden ser usadas por usuarios registrados, es decir que si no la coge un policía no es mejor que un trozo de hierro barato. Estas armas que en principio todo son beneficios, son una herramienta de doble filo, como se verá a lo largo de la historia.

¿Qué hace de Psycho-Pass un anime diferente? Sin duda es su intento de tratar temas filósoficos a medida que avanza la trama. ¿Está bien una sociedad que se basa en un sistema omnipresente y omnipotente que marque sus pautas de vida? ¿Es posible juzgar si uno es un criminal o no basándose en un escáner y encerrarlos para siempre? Este es uno de sus puntos buenos, lástima que en algún punto concreto de la historia se esfuerzan demasiado con la filosofía y se desencadenan largos diálogos muy confusos. Si hemos de referirnos a algún personaje en concreto, el mejor ejemplo sería el principal antagonista, Makishima. Se nos es presentado la mayor parte del tiempo entre bastidores, sin salir a la luz. Nos pretenden explicar que es un humanista que quiere conocer a fondo la mente humana y la idea de la crueldad y el lado oscuro de los hombres. ¿Como es la moralidad de una persona que siempre ha estado controlada por una máquina? ¿Como reacciona la gente ante un peligro cuando siempre antes ha estado en una utópica seguridad y ha olvidado la crueldad humana? Sus diálogos enrevesados haciendo múltiples referencias a la cultura antigua (en este caso, nuestra literatura, y sobretodo en las novelas que tratan con sociedades ficticias controladas, sin ir más lejos, 1984, de George Orwell o Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift) se hacen barrocos, difíciles, donde es fácil perderse y distraerse.

Quisiera hacer una mención especial a los personajes. Los diseños de Amano son correctos, pero tienden al estereotipo. Solo mirando su físico sabrás que personalidad les corresponde. Esto no es bueno ni malo, pero crea unas pautas en la historia. Sabes que los personajes con un Coeficiente de crimen alto serán menos trabajados, con los ojos desorbitados y puede que echen baba. Los protagonistas no salen de su arquetipo. Está Tomomi Masaoka, por ejemplo, el Ejecutor más veterano del grupo. Lo pintan mayor, con una cara apacible pero dura, y un brazo mecánico. Solo con verlo sabes que es un hombre con experiencia, buen detective y acostumbrado a la acción (el hermano perdido de Jet Black, de Cowboy Bebop). O Shinya Kogami, el protagonista masculino, alto, guapo, fuerte y con una confianza admirable. Sabes lo que puedes esperar de él, y no te decepciona, es un Dios personificado que lo hace todo bien. Podría seguir, pero con esto ya doy una idea general, todos los personajes son arque-típicos y no salen de su guión. Eso no desmerece la obra, es un hecho objetivo que seguro que es intencionado.

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Destacar que los personajes tienen una buena construcción psicológica, y, como siempre pasa en los mangas/animes, casi todos tienen un pasado (trágico) que les ha marcado y moldeado, cristalizándose en lo que son en el presente. Además, la protagonista principal de la obra, Akane Tsunemori, es un claro personaje redondo, que va evolucionando durante la obra mientras nosotros vamos aprendiendo a través de ella.

Referente a la animación hay poca cosa que decir. La mayor parte de la obra se basa en escenas de combates con mucha acción, persecuciones, disparos y toda esa parafernalia. Los movimientos son fluidos y correctos en conjunto con unos colores y ambientación oscuros, con el rojo de la sangre muy destacado, dando un toque gore a la serie. Este tétrico ambiente de película de horror es perfecto, y junto a una censura muy suave hacen de Psycho-pass un anime bastante violento tanto psíquica como físicamente.

Si hablamos de la banda sonora, está tiene mucho que decir. Esta está allí en todo momento para generarnos un sinfín de emociones, Yoshikazu Iwanami (Koi Kaze) hace un trabajo espectacular. En mí opinión los opening y los endings son correctos, pero como curiosidad diré que la puesta en escena del segundo opening, “Out of control” se parece más a una introducción de serie policíaca que a un opening de anime.

Entretenido sin más, en mi opinión a Urobuchi se le ha ido la mano intentando llegar a convertir Psycho-pass en algo más, quizá una obra de culto, y algunas veces los diálogos y problemas filosóficos solo hacen detener el buen ritmo del anime, liando al espectador y no aportando mucho. Hubiera sido mejor dejar que el público pensara un poco y no llevarlo tan guiado de la mano, porqué al fin y al cabo, como decía Confuncio: «Me lo contaron y lo olvidé. Lo vi y lo entendí. Lo hice y lo aprendí».

Por último comentar que ya ha salido la adaptación manga de la obra, de la mano de Hikaru Miyoshi. El manga se llama Inspectora Akane Tsunemori y es serializada en la Jump Square.