Hablar acerca de Full Metal Alchemist no es complicado, y es que es un manga que hace tantas cosas bien que es hasta sorprendente. Tantas que incluso me aventuraría a decir que lo hace todo bien. Todo lo que intenta a través de sus 27 tomos — aquí editados de una forma correcta por Norma— lo hace de una manera suelta y agradable, acompañado siempre de un dibujo muy característico con el que la autora logra impregnar en cada viñeta un estilo muy suyo, sencillo en trazos y lleno de formas agradables, logrando así unas páginas limpias donde en ningún momento nos preguntaremos qué está ocurriendo, cosa que no pasa en muchas otras obras populares.
FMA cuenta una historia que se va desarrollando poco a poco; en ningún momento aburre, pero el nudo de todo comienza un poco más adelante de lo que quizás podríamos desear. Aún así, tampoco es nada que nos preocupe, ya que en todo momento está ocurriendo algo que suscitará nuestro interés. Hiromu Arakawa crea con ésta una obra que agradará ya no solo a los seguidores más incondicionales del shonen puro, sino a todos los lectores que estén dispuestos a zambullirse en una epopeya, la de dos hermanos que luchan por conseguir su objetivo, un objetivo tan puro como es el de volver a lo que ellos consideran la normalidad.
La historia de Full Metal Alchemist transcurre en un mundo ficticio, muy parecido al nuestro, donde algunas personas son capaces de dominar el arte de la alquimia. Este hecho se nos muestra como lo que es: el foco de atención principal, la idea a través de la cual se desarrolla todo lo demás. La autora consigue de una manera perfecta que entendamos las reglas que ha creado para su mundo. Las jerarquías de poder, las reglas que nos hacen entender cómo funciona la alquimia, o las relaciones entre los personajes quedan plasmadas con absoluta perfección.
Un universo lleno de personajes carismáticos trazados al milímetro — no todos pero sí la inmensa mayoría— en los que cualquiera podría haber sido el protagonista, y es que desde su punto de vista la historia podría haber tomado otros derroteros igual de interesantes que los que toma cuando la autora decide que los dos hermanos sean los protagonistas de su historia. Estos, Edward y Alphonse Elric, nos muestran en todo momento y a lo largo de su viaje, de una manera nunca forzada, el amor que se profesan mutuamente, y es que a pesar de todas las adversidades a las que tienen que hacer frente siempre están uno al lado del otro. Una historia de sentimientos, plagada de buenas intenciones y que deja a un lado las batallas innecesarias (los combates están presentes, sí, pero solo los que resultan útiles para el transcurso de la historia) para mostrarnos diálogos repletos de humor y chispa.
La historia de los dos hermanos comienza en un pequeño y apacible pueblo donde no tienen demasiadas complicaciones más allá del abandono que sufrieron por parte de su padre, pero que subsanan con el cariño que su dulce madre les ofrece. Un amor que también reciben por parte de sus vecinas, la entrañable abuela Pinako y una peculiar niña llamada Winry que perdió a sus padres en la guerra.
Desde pequeños los hermanos juguetean con la alquimia mirando los viejos libros que su padre dejó tras su marcha, y en general llevan una vida sencilla. Pero todo comienza a oscurecer con la muerte de Trisha, la madre de los chicos, que sin previo aviso los deja solos en un mundo hasta entonces demasiado fácil. Debido al triste suceso, los hermanos toman la seria decisión de aprender el uso de la alquimia, y tras un duro entrenamiento se disponen a revivir a su difunta madre. Pero la cosa sale mal y del lugar donde debería aparecer ella emerge un horrible ‘bichejo’.
Tras esta descuidada acción, los hermanos deben pagar el precio equivalente ( la idea del intercambio equivalente es una reflexión que nos ronda durante todo el manga, y en realidad durante toda la obra de Hiromu Arakawa. Si tu quieres conseguir algo, tienes que ofrecer algo para lograrlo) y Edward es despojado de una de sus piernas. Su hermano Al sale aún peor parado ya que pierde su cuerpo por completo, aunque finalmente Ed consigue retener su alma en una vieja armadura ofreciendo a cambio su brazo derecho.
Pero aunque ese intento de resurrección sea lo que da pie a todo lo que viene detrás, se juega con una narrativa muy notable donde se nos va presentado poco a poco el pasado según los personajes lo vean conveniente. En ningún momento se rompe una hipotética ‘cuarta pared’ sino que si nosotros conocemos algún detalle es porque los personajes lo hablan entre ellos por sus propios intereses. De hecho, el manga comienza en un punto más avanzado al del incidente con su madre. Nosotros conocemos en un primer momento a unos Elric más creciditos — al igual que a una Winry que hace las veces de heroína y que se dedica a reparar los implantes autómatas de Ed— y que poco a poco siguen creciendo a la vez que se cruzan todo el país en busca de la piedra filosofal, el artefacto que en teoría les devolvería a sus cuerpos originales, en una carrera contrarreloj contra los homúnculos, seres creados como peones de Father —el antagonista— y que poseen los nombres de pecados capitales.
Pero la gracia de todo es que el manga no solo se basa solo en eso. Detrás del asunto de la búsqueda de la codiciada piedra nos encontramos con una intrincada trama política que mezcla con gran acierto la herencia que dos territorios reciben de una guerra que no es lo que parece, donde hay gente que quiere vengar a su país y a sus amigos, y otra que simplemente quiere defender su nación. Es muy fácil caer en el tópico de que «es una obra en la que no hay buenos ni malos», pero en este caso es totalmente justificado. Hay personajes con motivaciones, con objetivos. Gente que muere, que es abatida protegiendo a sus amigos y que lo único que quieren es poder volver a una aparente tranquilidad.
Una historia repleta de personajes vivos que hacen que nos quedemos pegados a las páginas de la obra hasta el final, y que se consagra como una obra casi de culto en un género repleto de obras carentes de ningún tipo de emoción. FMA es todo aquello que se le puede pedir a un shônen y más, siendo una obra perfecta para que alguien nuevo en el mundillo se enamore del manga.