Si hay un cliché conocido para definir Japón es la mezcla de tradición y modernidad. Combinar el folclore más ancestral con la tecnología más puntera, las costumbres más rancias con las modas más vanguardistas. Pero, ¿cuál es el precio a pagar? ¿Qué sacrificios han hecho los japoneses para lograrlo?
Regreso al mar se desarrolla en un pequeño pueblo costero de Japón. Perfectamente podía haberse ambientado en cualquier otro lugar del planeta, como por ejemplo la costa mediterránea española. De hecho, la historia planteada por Satoshi Kon no va a resultarle ajena a nadie.
En el pequeño pueblo de Amite ha empezado a desarrollarse un plan urbanístico muy ambicioso que transformará por completo la geografía de la zona y a sus gentes, pues sus modos de vida van a cambiar, según unos a mejor y otros a peor. Unos consideran que este plan traerá riqueza al pueblo, bienestar a sus vecinos y sus jóvenes ya no tendrán que marcharse en busca de un futuro mejor. Otros temen que su forma de ganarse el pan, la pesca, se altere por completo para capricho de turistas.
No sólo es el tema económico el que preocupa. ¿Realmente merece la pena destrozar el paisaje para construir un hotel? ¿Tienen derecho a exigir que se respeten los bosques quienes no viven allí? ¿No es egoísta pedir a los lugareños que sacrifiquen su confort para mantener tradiciones mientras otros se marchan en busca de mejores oportunidades?
En medio de este tenso debate se introduce en la historia un toque místico: un huevo de sirena. Según la leyenda, la familia del templo cuidará un huevo de sirena que devolverá al mar cada sesenta años. A cambio la sirena proveerá de buena pesca. Está a punto de cumplirse la fecha de devolver el huevo, pero éste es tan buen reclamo turístico…
Todos estos dilemas se le plantean a Yosuke. No sólo ha de escoger entre ir a la universidad o seguir cuidando el templo, también está la llamada de la naturaleza que viven todos los adolescentes…
Regreso al mar regresará a España en 2013 de la mano de Planeta. Regresará porque la misma editorial ya la publicó en 1994 a 1495 pesetas (no llega a 9 €) en una edición correcta a secas: tramas quemadas y una traducción algo extraña desmerecen el resultado final. Gracias al éxito de las historias cortas del autor lanzadas en 2012, la editorial se ha animado por fin a republicar, esperemos que en condiciones dignas, este manga.
A pesar de los años que tiene ya encima, de los que dan fe su dibujo ochentero, la historia sigue estando vigente. No en vano, Satoshi Kon consiguió labrarse una gran reputación gracias a obras como ésta. Pero no fue en el manga donde el malogrado artista, fallecido en 2010 de un cáncer, brilló con luz propia. Sin duda fueron sus trabajos en el campo de la animación los que grabaron a fuego su nombre en el manganime, desde excelentes películas como Perfect Blue, Paprika o Millennium Actress a la singular serie de televisión Paranoia Agent.
Cual hombre renacentista, Kon trabajó diferentes campos: dibujante, guionista, diseñador, director fueron algunos en los que realizó sus creaciones a las que sin duda merece la pena de vez en cuando regresar.