Hay que reconocer que el título de esta reseña es un juego de palabras puesto casi en bandeja por el desarrollo de este excelente manga en el punto en el que nos encontramos de su edición española. Recuerda, sin duda, a la primera obra del dúo Kojima-Koike que llegó a nuestro país, un clasicazo del género de los samuráis, y es que su protagonista huye, y lucha, y sigue huyendo, y va con una niña.
Seguro que los propios autores de El hombre sediento repararon en las similitudes entre ambas historias, por lo menos -repito- a estas alturas del manga, pero claro, el contexto es otro, y la relación entre el hombre que huye y la apenas adolescente que lo acompaña… de otra naturaleza, por decirlo de una manera fina.
Entraremos en detalle unas líneas más abajo, pero con este volumen la obra que nos trae ECC sigue demostrando que la sensación inicial que tuvimos con ella engañaba: es mejor de lo que ya parecía.
A estas alturas ya sabréis, si seguís la obra -y si leéis la reseña del cuarto tomo se entiende que sí-, que nuestro protagonista decidió marcharse del entorno de su padre el sogún tras liquidar a un poderoso enemigo con la noble intención de concentrar en su persona la ira de los asesinos del clan Owari, uno de los cuales la chica de 13 años a la que engatusa con su implacable hombría para que se olvide de su misión y se convierta en su esposa de facto.
Los retratados eran otros tiempos, y los autores se limitan a plasmar en el papel algo que podría haber pasado perfectamente, pero es posible que para según qué sensibilidades lo que empezó ocurriendo en el tercer tomo y aquí sigue -una y otra vez- sea difícil de digerir, y es que Mondo Kainage, el f… el catador, le enseña a la ninja Fukiko las artes del sexo a través de largas lecciones diarias entre trecho y trecho de su peligroso recorrido.
La dura tarea de convertir en aliada y compañera sexual a una chica enviada para acabar con su vida se repite en la cuarta entrega de las aventuras del catador de venenos, pero esta vez con otra asesina, ya mayor de edad, que también cae en las redes de este casanova, que por otra parte se enfrenta a aquellos enviados a matarlo con la facilidad y la maestría de siempre. No hay quien pueda con este crack de la espada, la gastronomía y las artes amatorias. De momento es casi invencible y pocas veces se le ve derramar una gota de sudor.
Se podría pensar que algo que se ha convertido en una historia de acción constante y sexo injustificado no debería considerarse una mejora respecto al ya atractivo principio, pero cuando un manga se devora de esta forma y no tenemos la más mínima tentación de hacer descansos… debe de significar algo. Que siga así.