Primeras impresiones de El hombre sediento

hombre_sediento El tándem formado por el veterano guionista Kazuo Koike y el ya fallecido dibujante Gôseki Kojima nos ha dado grandísimas obras del chanbara manga o manga de samuráis, algunos de los cuales hemos tenido la suerte de ver en castellano, destacando entre ellos El lobo solitario y su cachorro y Asa el ejecutor. No le fue demasiado bien a Hanzô, el camino del asesino, pero ECC Ediciones nos sorprendió rescatándola para reeditarla ahora sí completa, proyecto que está aún en proceso. Sin embargo lo que no esperábamos era que, no contenta con ello, añadiera la licencia de otra obra del legendario equipo, la que hoy nos ocupa, que en este caso era completamente inédita.

De nuevo tiene como protagonista a un genio de la lucha, un tipo aparentemente invencible que va por el mundo derrotando a quien se le ponga por delante con una facilidad insultante, demostrando maestría en su campo y encima dando lecciones. Más de lo mismo, pensaréis, pero… ¿y qué?

El hombre sediento, o Kawaite sôrô en japonés, se serializó en la revista Manga Action de Futabasha (la misma de Shin-chan, curiosamente) entre 1981 y 1982 y se recopiló varias veces en distintos formatos, pero nos llega ahora en 8 tomos de más de 250 páginas, formato B6, tapa blanda y sobrecubiertas. Una preciosidad que, eso sí, adolece —por lo menos en su primer volumen— de un omnipresente efecto muaré, el de los puntitos para los amigos, en todas las tramas de las páginas que originalmente eran en color.

Por lo demás nada que objetar a la edición ni a la historia, que en este caso nos lleva al siglo XVII y sigue las andanzas de Mondo Kainage, un atractivo personaje que se dirige a trabajar de catador de venenos para el nuevo shôgun, el octavo de los Tokugawa, en medio de una situación inestable, como fue habitual durante siglos en el Japón feudal, y de intrigas e intentos de acabar con el líder al que nuestro protagonista deberá defender.

Lo hará desempeñando un trabajo peligroso en ambos sentidos, porque además de posibles venenos deberá hacer frente a aquellos que intentan sacarlo de en medio, pero lo resolverá con facilidad tanto en la lucha como en el terreno gastronómico, dado que es también un experto en este terreno. ¿Nos habrá traído ECC esta obra en parte por el auge del manga del género culinario o es ver fantasmas donde no los hay?

No es, por lo menos de momento, inferior a las historias de Koike y Kojima que hemos podido leer hasta la fecha. Ya sabéis lo que encontraréis, pues: un estilo de dibujo realista, de líneas finas y bellos paisajes, rostros, arquitectura e indumentaria, una narrativa fluida e inmersión total en el género de los samuráis y la historia de Japón. Si os gusta el trabajo de este dúo no dudéis en haceros con El hombre sediento. Si por el contrario no es lo vuestro, aquí no vais a encontrar nada que os haga cambiar el punto de vista respecto a estos dos maestros del manga. Si habéis tenido la mala suerte de no haber leído aún ninguna de sus obras, empezar por esta es perfectamente válido.