El quinto tomo de Happy! continúa con el torneo del balneario empezado en el número anterior, con Umino enfrentándose como puede a sus rivales a pesar de las faenillas de Chôko y de la poca ayuda de su entrenador.
Con amistades así quién necesita enemigos. Por si eso fuera poco se abre un nuevo vértice en el polígono amoroso entre los protagonistas y aparecen nuevos personajes con hilarante resultado, ya sean episódicos como el hombre aficionado a las apuestas o unas tenistas gemelas de carácter peculiar (¿y quién no es peculiar en este manga?).
Y tras más de mil páginas leídas conviene recordar que supuestamente esto es un manga de tenis, aunque este deporte sea lo de menos. Y es que el interés de Happy! reside en el encanto de los personajes, muy bien retratados por Urasawa.
No es que los partidos de tenis no sean también divertidos, que lo son y mucho, pero ante la arrolladora personalidad del entrenador de Umino, la madre de Ohtori o los hermanos de la protagonista, no hay competición deportiva que pueda hacer frente.
Y si hay un personaje que destaca ése no puede otro que la némesis de la protagonista, una pavisosa ingenua que de buena resulta tonta. Nada que ver con Chôko, el alma del manga. Ella siempre tiene recursos para todo y consigue encontrar la manera de liar a todos en sus tejemanejes, haciendo gala de lo que haga falta, ya sea fingir amistad con alguien, ser inocente como un ser de luz sin ser nada de eso, o usar sus armas de mujer para conseguir sus propósitos. Y todo ello sin perder su saque. De hecho, en este tomo se la prepara bien gorda a Umino un par de veces.
Aunque los enredos amorosos y los momentos hilarantes sean lo más destacado del manga, el mundo del tenis no es una mera excusa para ambientar la historia, y se aprecia buena documentación del mundillo, si bien nadie se cree que en Japón haya torneos de tenis con nombres tan ridículos como Copa Cinderella o Cleopatra. Una vez leído este tomo el lector podrá saber desde qué no debe hacer si no quiere perder sus habilidades de profesional, o la necesidad de usar un tipo de calzado adecuado para una pista u otra, por poner un ejemplo de algo más básico.
A un tercio de la historia ya editada cabe preguntarse qué nos deparará el futuro. Parece claro que los problemas económicos de Umino están lejos de arreglarse. ¿Y los sentimentales? ¿Habrá final feliz? ¿Y con quién?