Hasta hace bien poco no tenía ni idea de la existencia de Shigatsu wa Kimi no Uso: fue hace unos días cuando, siguiendo el criterio de gente de la que me fío, me interesé por este manga que desde 2011 lleva ocho tomos y que ahora A1-Pictures adapta a serie de animación de gran belleza plástica. Porque así podríamos resumir lo que hasta ahora hemos visto, como algo extremadamente bello y cándido. La serie parece girar en torno a la música: los traumas personales para con lo sinfónico de uno; la belleza con la que otra parece tratar la sonoridad de la vida. Y, francamente, no querría saber cómo es el manga viendo lo bien que suena (y se siente) todo aquí: la banda sonora parece ser una auténtica gozada, y acompaña a una animación y un dibujo absolutamente espléndidos, de los mejores de la temporada sin dudarlo un instante.
No es sólo que todo sea fenomenalmente bonito, artísticamente agraciado, sino que todo parece encajar con una facilidad pasmosamente cuidada: los tonos de la serie, en su mayoría cálidos, dan una sensación de comodidad tremenda al espectador, y a pesar de aún no sabemos mucho de los personajes éstos también resultan bien carismáticos (mi favorito, así en un primer visionado, es la chica morena que encabeza este post). Habrá que ver cómo se desarrolla la historia, por supuesto, pero por lo pronto yo lo voy a seguir aunque sea sólo por lo impresionante del apartado técnico y lo bien que parecen conjugarse todos los elementos de la serie.
Es precioso, de verdad, y cualquiera debería echarle un ojo. Esta temporada de otoño no han habido grandes estrenos (al menos que me interesen realmente), y esta Shigatsu wa Kimi no Uso se ha convertido, con apenas un par de melodías y planos especialmente efectivos, en una de mis series a seguir con atenta mirada junto a, por ejemplo, la nueva serie de Gundam.