No siempre ocurre que un manga de hace 24 años y terminado reciba una adaptación animada, por eso la sorpresa inicial que me llevé fue mayúscula. Soy un fan acérrimo de toda la obra de Hitoshi Iwaaki, y no podía dar más que saltos de alegría cuando decidieron producir un anime de su obra más famosa, Parasyte. Y es que Parasyte se ha convertido ya en un clásico de la historia del manga, una obra que pese a sus años se mantiene fresca y contemporánea. Por si no fuese suficiente buena noticia la producción de un anime (y también una película de imagen real), también supimos que el estudio MadHouse sería el encargado de producirlo, y además le darían una longitud de dos temporadas seguidas y sin interrupción. Dado el respeto que se ha ganado a pulso últimamente Madhouse gracias a sus adaptaciones (sin ir más lejos Chihayafuru y Hunter x Hunter), lo único que debíamos hacer era esperar y desear que no se truncasen nuestras expectativas.
Reconozco que me chocaron un poco los diseños de los personajes cuando los dieron a conocer, y aún no entiendo por qué le han dado gafas al protagonista, pero una vez visto el primer capítulo estoy algo más tranquilo. Estamos frente a una adaptación algo liberal del material original, es normal que para conectar con un público más moderno hayan decidido meter elementos de nuestra vida cotidiana actual como los smartphone, un ordenador, tablets o hayan sustituido el ya arcaico radiocasete. En este episodio han redistribuido escenas, añadido algunas o incluso suprimido otras. No me pararé a analizar si el resultado es mejor o peor, lo que valoro es que la impresión, la ambientación, la sensación transmitida por este anime de momento ha sido la misma que la del manga. Me ha gustado que este capítulo haya contado poco, dejando que los hechos hablen de por sí y dando un voto de confianza al espectador para que este acepte que las respuestas vendrán más adelante. Parasyte (anime) sigue siendo una historia de terror con un toque de humor brillante y muy bien escrita. Como he dicho, la escritura de Iwaaki es la que permite que tras veinte años podamos mantener una conexión de realidad con la obra, y esto es lo importante. Viendo el capítulo, muchas de las dudas se me han disipado, y según mi parecer, la historia tendría que cambiar mucho para que el anime termine decepcionándome.
Respecto a la animación, en este capítulo ha sido prácticamente perfecta, si nos olvidamos de un pequeño tropiezo incomprensible a medio capítulo donde ha habido una escena con CGI que ha dañado la vista tras tanto rato de dibujo 2D. El opening (Let me hear, de Fear and Loathing in Las Vegas) y el ending (It’s the right time, de Daichi Miura) no destacan ni por buenos ni por malos, y la OST me ha sorprendido con la inclusión de un tema dubstep. Por creativos no perderán. Además, debo aplaudir a Aya Hirano en su papel como actriz de voz de Migi, gran parte de la comicidad de las escenas la da ella con su actuación.
Sea como fuere, deberemos analizar la calidad de la animación más adelante para valorar el anime entero, cuando los grandes nombres que han creado este piloto; Tadashi Hiramatsu como director artístico y Yoh Yoshimori como animador clave se vayan. Pero esto es ya cosa del futuro y no tenemos porqué prever ningún bache en el camino.