Crows #4 En Fuenteovejuna

Si en el anterior tomo habíamos dejado a los personajes amenazados por el Frente Armado en este conoceremos a los principales integrantes de tan peligroso grupo, mientras Bouya va a su bola y el resto del instituto toma consciencia de lo que se le avecina, siempre dejando a Rindaman como as en la manga. Nuevamente Yasu destaca como cerebro en la sombra, aportando momentos de comicidad, momentosque también aporta un nuevo personaje bastante torpe.

Todas la características del manga siguen igual: el dibujo, la narración… Y también sus pequeños handicaps. Si en el anterior tomo pudimos saber algo más de Rindaman, en este no se nos ofrece apenas detalle de algún otro personaje. De hecho, seguimos sin saber apenas nada del protagonista, mucho menos de los secundarios: ni sus motivaciones, ni su pasado, ni sus relaciones personales… Todos los personajes son diferenciados únicamente por su fijo y su gusto por la ropa: si llevan uniforme, si son más informales, visten con un toque más macarra o punk…

En vez de por sus nombres casi son recordados por el de las gafas de sol, el del peinado engominado o el del tatuaje. Y esto puede constituir un grave problema. Es cierto que en este manga lo que más importa es la historia, y ésta se sigue desarrollando de un modo muy dinámico en el que la acción no decae ni un momento, pero podía ganar mucho más conociendo algo más del trasfondo que justifica todos estos sucesos. Quizá todo sea desvelado después y estamos pidiendo adelantar acontecimientos. Por ejemplo, en este tomo Mako se abre algo a los demás y conocemos algún detalle suyo (muy nimio, eso sí) que le humaniza un poco. Puede que en próximos capítulos otro chico sea el afortunado. Y digo chico porque de momento ninguna chica ha hecho acto de presencia en la historia, algo raro con tanto joven lleno de testosterona que, aparte de pegarse con todos, debería estar pensando en eso. A no ser que sean de esos.