No serán pocos los que hayan llegado hasta All you need is kill a partir de su reciente adaptación al otro lado del charco, la tan entretenida como genuinamente yanqui Al filo del mañana: la película que dirige Doug Liman viene al pelo si uno quiere pasárselo bien devorando palomitas, pero, como tantas otras adaptaciones made in Hollywood de obras foráneas, no puede evitar mirar a las agencias de calificación por edades una vez se pone manos a la obra.
El caso, aun así, es que la preparación de la cinta protagonizada por Tom Cruise le sirvió de excusa a Hiroshi Sakurazaka para exprimir un poquito más el ya de por sí notable éxito de su novela con una adaptación al manga, finalizada el pasado mes de mayo en la Young Jump y recopilada por Shueisha en dos tomos. Norma Editorial trajo el primero en junio al poco de estrenarse la película en nuestro país –un mes después que la novela original de Sakurazaka– y el segundo, si no hay cambios, deberíamos verlo este octubre de manos de la editorial afincada en Barcelona.
Los que hayais enfrentado la historia en cualquiera de sus tres variantes –novela, manga o la película de Cruise– sabréis sobradamente que la cosa va de un soldado que, en una cruenta guerra futura contra una terrible raza alienígena, se ve inexplicablemente sumido en un bucle temporal que le obliga a revivir una y otra vez la misma batalla después de morir. En la versión en viñetas, que es la que nosotros nos interesa ahora, el guionista Ryosuke Takeuchi es el encargado de una acertada composición y los storyboards, pero nadie pone en duda que el nombre que aquí destaca es el de Takeshi Obata; el coautor de Death Note y Bakuman dibuja con su habitual estilo vistoso y dinámico esta historia de ciencia-ficción ligera, no muy compleja y fácilmente digerible en el plano narrativo, pero que él convierte en sorprendentemente contundente y cruda cuando intenta que se encuentre con su lado más espectacular: las escenas de acción, ejecutadas con más fuerza que maña, tienen el suficiente nervio como para convertir a All you need is kill en un entretenimiento estimable, directo y sin aspavientos, que no se complica la vida a sí mismo como tampoco busca complicársela al lector.
No obstante, lo cortés no quita lo valiente, y al menos en este primer y ameno volumen, Takeuchi y Obata se las ingenian para que haya un interés más allá de las sangrías entre humanos y miméticos –que así se llaman los alienígenas en cuestión–. Bien cierto es que este interés no pasa de lo superficial a pesar de que resulta necesario, pero nadie juzgaría como una mala idea el ver las secuelas morales, psicológicas y personales que el bucle marca en Keiji, protagonista de la historia y principal motor de la misma. Aun así, All you need is kill parece tener muy clara su condición de entretenimiento, del mismo modo que sus autores saben armar sus alicientes para echar el anzuelo a los seguidores del género de la ciencia-ficción: su premisa a lo Atrapado en el tiempo pero en plan bestia es atractiva y de momento Takeuchi y Obata han sabido calibrarla con un desarrollo conveniente y un ritmo acertado, y me da que con eso bastará para que el segundo y último volumen la consolide como un pasatiempo no imprescindible, pero sí al que vale la pena acercarse sin necesidad de ir de puntillas. De momento, bien todo.