De Junji Itô, considerado uno de los maestros del manga de terror, solo nos habían llegado dos obras (Uzumaki en 2004 y Tomie, incompleta, en 2006) cuando ECC Ediciones anunció que recuperaba al autor en su recién nacida línea manga, y que lo hacía con dos obras inéditas como Gyo, que saldrá el próximo mes, y Black Paradox, un volumen único que ya lleva unas semanas a la venta en nuestras librerías.
En cualquier caso este volumen único era, y es, la ocasión ideal para adentrarse en el particular universo y estilo de este mangaka si no tuvimos la oportunidad de leer lo publicado en castellano hace diez años. Un seinen de misterio y terror dividido en 6 capítulos y en el que ECC ha tenido el acierto de respetar las dos historias cortas que encontraremos al final, la segunda de ellas a todo color, y que contribuyen a que cerremos el volumen con el alma inquieta.
Serializado en la prestigiosa Big Comic Spirits de Shôgakukan y recopilada en tomo en 2009, Black Paradox es la historia de un cuarteto que tras conocerse por internet en el portal del mismo nombre quedan con el objetivo de cometer un suicidio colectivo, cada uno por sus propios motivos.
El comienzo no llamaría demasiado la atención en tanto que manga seinen de tono serio, pero el intento fallido de acabar voluntariamente con sus vidas revela una serie de misterios y situaciones tan fantásticas como absurdas que no nos deja ninguna duda, al término del primer capítulo, de que estamos ante una historia del género de terror, más que ante un drama como podríamos haber pensado debido a su premisa y como, por desgracia, es en la vida real el tema de los altos índices de suicidio del país nipón.
El caso es que el intento de suicido pone en contacto a los cuatro protagonistas, de la forma más violenta y desagradable que podamos imaginar, con una dimensión desconocida de la que salen unas esferas extrañísimas en torno a las cuales gira el resto del manga, y que traen a los personajes tantas perspectivas de futuro iniciales como desgracias y caos poco después, tanto en los casos de avaricia que rompe el saco como en los que los personajes no habían hecho nada para merecer estos castigos.
Black Paradox no pretende —de lo contrario estaría fallando narrativamente hablando— que lo que nos cuenta nos parezca verosímil. En ocasiones ni siquiera parece tener mucha lógica. Es una historia de terror y misterio y la atmósfera opresiva con la que nos provoca angustia hace que nos olvidemos de estos detalles de hiperrealismo que solemos esperar de un seinen y que aquí se reducen a un estilo gráfico serio, sin virguerías pero huyendo de los recursos humorísticos o las convenciones típicas del manga. Aquí el género es el terror, como decíamos, y aunque no nos llevaremos sustos (si veis películas de terror orientales ya sabréis que el estilo asiático de «dar miedo» es diferente) nos preocuparemos por el destino de unos personajes que por otro lado tampoco se nos hacen especialmente simpáticos, quizá debido a la poca profundidad con la que son descritos y ello, a su vez, a que la historia se reduce a un único volumen recopilatorio y da la sensación de que quizá se habría beneficiado de algo más de extensión.
En fin, en este volumen Junji Itô reflexiona sobre la cuestión del llamado doppelgänger o ese doble que se dice que todos tenemos en alguna parte del mundo (y que nos traerá desgracias si tenemos la mala suerte de ver), pero este es solo uno de los elementos de esta original, grotesca, en algunos momentos surrealista y extraña historia que pone a sus personajes contra las cuerdas al enfrentarlos a situaciones que no entienden y que los llevarán a reaccionar de formas inesperadas.
Reconocidamente influenciado por Kazuo Umezz (Aula a la deriva), Hideshi Hino (muchas de cuyas obras nos ha traído La Cúpula) y el escritor H.P. Lovecraft, entre otros, el maestro Itô no destaca por un estilo gráfico excesivamente atractivo. Se inclina más bien hacia el realismo, pero quizá no acierta siempre en las perspectivas utilizadas ni se le puede pedir demasiado en cuanto a fondos, edificios y aparatos electrónicos. Tampoco sería el dibujo más dinámico que nos hemos echado a la cara, pero que no os engañen estos puntos débiles: es un dibujo más que funcional, detallado y, al fin y al cabo, lo que cuenta aquí es la historia, y es de las que atrapan.
No es un manga típico, ni siquiera dentro del género, y de hecho tiene un final algo abrupto que cada uno interpretará como quiera. En cualquier caso se puede decir que es un manga que gustará a los que quieran probar algo diferente, a los que estén cansados de los tópicos que encontramos en muchos cómics japoneses, tanto los buenos como los no tan buenos, tanto a nivel argumental como artístico.
En cuanto a la edición, ECC nos ha traído Black Paradox en un tomo B6 (12,8 x 18 cm.) con sentido de lectura oriental y tapa blanda con sobrecubierta, y cuenta con una excelente traducción, si bien en términos de impresión se podría haber evitado el molesto efecto muaré (los puntitos no deseados) que afecta a casi todas las tramas del libro, aunque como no es algo de lo que Junji Itô abuse el problema se minimiza parcialmente. Sería, pues, la única pega de una por otra parte muy buena edición que, como decíamos al principio, incluye dos historias cortas extra, que son La lamedora y El pabellón de lo paranormal, dos muestras más de la demente imaginación del autor.