Desde que en 2012 la línea manga de Panini adoptara, por sorpresa —debido a los muchísimos años que habían pasado desde su inicio—, Hunter x Hunter en su catálogo, la obra que tiene abierta todavía ahora el señor Togashi ha conseguido un fandom relativamente grande en nuestro país, y no es fácil ver a nadie criticándola, a pesar de sus muchos defectos, entre los cuales algunas sagas que son auténticos tostones.
Sin embargo se dicen muchas pestes de Yu Yu Hakusho, obra anterior (se serializó entre 1990 y 1994 y dio para 19 volúmenes) que fue publicada íntegramente en castellano por parte de Glénat, que la saldó como consecuencia del infame «shueishazo» cuando ya se había cambiado el nombre a EDT. Concretamente se le critica (y duramente) el final, del que se dice que es precipitado, abrupto incluso, y que está muy mal dibujado. Pero Yu Yu Hakusho es un conjunto, un todo, que hay que analizar como se merece una obra que, al igual que Hunter x Hunter, está entre las 10 más vendidas de la historia de la revista Shunen Jump, lo que constituye un caso especial al ser Yoshihiro Togashi el único mangaka con dos obras en ese Top 10.
¿De qué va Yu Yu Hakusho? Es posible que ya lo sepáis porque visteis el anime de 112 episodios, además de OVAs y películas, pero su protagonista es Yûsuke Urameshi y muere en el primer capítulo. No es el primer protagonista de un manga que pierde la vida, pero no es frecuente que esto ocurra a las primeras de cambio. En su caso, sin embargo, es necesario para el desarrollo de esta historia de espíritus y misiones relacionadas con el más allá, los seres sobrenaturales y los demonios.
Pues bien, resulta que Yûsuke es un gamberro de instituto, el más temido del suyo por lo menos, y muere salvándole la vida a un niño que iba a ser atropellado, una situación que hemos visto en más de un manga. Tras fallecer, en el más allá no saben qué hacer con él, porque por sus acciones estaba destinado a ir al infierno, pero lo de salvarle la vida a un niño como que les ha descolocado. Así, deciden darle la oportunidad de volver a la vida si antes cumple una serie de misiones como detective espiritual.
Así empieza Yu Yu Hakusho, como manga de historias autoconclusivas, normalmente de un episodio. Sin embargo no tardan en llegar las tramas que ocupan algo más y que nos muestran el aprendizaje y el entrenamiento del protagonista, que por el camino irá conociendo a otros personajes de lo más variopintos y se enfrentará a un repertorio de monstruos con los que Togashi da rienda suelta a su imaginación. Pero claro —y esto nos encanta en el shônen—, también irá haciendo aliados entre sus enemigos y rivales, los más destacados su compañero de instituto (y gamberro número dos) Kazuma Kuwabara, el demonio bajito de tres ojos Hiei y el misterioso y algo afeminado (solo de aspecto) Kurama. Con ellos tres Yûsuke forma el cuarteto protagonista que se enfrentará, haciendo uso de distintos poderes y habilidades, a las amenazas que van surgiendo, aunque no hay que olvidar a secundarios como la vieja maestra Genkai, la casi-novia de Yûsuke, Keiko, o Botan, la chica del mundo espiritual que le encarga a Yûsuke (y compañía) las misiones en nombre de Koenma, el hijo del ya conocido —en otros mangas y como parte de la cultura japonesa— juez del más allá. Por supuesto, también están los enemigos formidables, especialmente los hermanos Toguro y el ex detective espiritual Sensui.
Los iremos conociendo a medida que avanza la historia, una historia que pronto entra en la dinámica de las competiciones (no es ningún secreto que al autor le gustan los videojuegos y que ello se refleja en sus obras), la primera de las cuales un torneo de lucha para entrar a formar parte de los alumnos de la mencionada Genkai, y la siguiente un torneo demoníaco por equipos que ocupa casi un tercio de la obra, lo que junto al inusualmente bajo número de volúmenes para este tipo de historia (19) nos provoca aún más la sensación de que Yu Yu Hakusho es corta. La parte que viene a continuación es más una saga de estilo tradicional, de ir enfrentándose a enemigo tras enemigo, y la última… bueno, es la de la polémica.
No se puede decir que Yu Yu Hakusho sea una copia de Dragon Ball, ni siquiera se le puede acusar de inspirarse en ella (aquí por ejemplo está claro que Yusuke es el protagonista, pero los otros personajes también ganan combates), pero hay ciertas similitudes entre ambos trabajos, y no solo en el gusto por los torneos de lucha. Principalmente en lo vago que llega a ser Yoshihiro Togashi. Igual que Toriyama, en los comentarios de las solapas de los tomos no esconde que le da bastante pereza trabajar y que le cuesta llegar a las fechas de entrega, como si nadie les hubiera contado cómo es esto de dibujar manga (no tuvieron la suerte de leer Bakuman en su época, se entiende). Todo esto resulta en que, igual que en 1995 Akira Toriyama cortaría abruptamente Dragon Ball cuando justo estaba arrancando una nueva saga porque ya estaba hasta las narices de que le obligaran a alargarla, unos meses antes Togashi se le adelantaba y también terminaba con prisas su obra.
Cuando después de dos sagas bastante interesantes Yu Yu Hakusho entraba en otra que prometía bastante, situada en el mundo infernal y con un megatorneo de lucha por delante, de repente Togashi mete un salto temporal y nos cuenta mediante diálogos cómo termina esa saga, y dedica los últimos episodios del tomo 19 a atar cabos en una especie de epílogo alargado. Personalmente, si bien no me entusiasma que deje una saga a medias, o mejor dicho que haga una elipsis tan espectacular, me satisface que nos cuente qué fue de cada personaje y, a su manera, cierre la historia. Mejor eso que lo de Dragon Ball.
En cuanto al dibujo, otra de las grandes críticas al final de Yu Yu Hakusho, no estoy de acuerdo: es posible que baje un pelín el nivel, pero no demasiado. De hecho durante toda la obra, con sus limitaciones como dibujante —porque no es de los mejores, si bien es efectivo—, Togashi es bastante detallista y ofrece unos diseños como mínimo agradables, con escenas de lucha muy dinámicas y espectaculares y enemigos que desbordan originalidad. Sea como fuere, incluso si al final se produce una bajada (insisto, si la hay no se nota demasiado), el dibujo sigue estando por encima del que encontramos durante todo Hunter x Hunter, o por lo menos la parte que se ha publicado de momento en castellano, que es casi la mitad de lo que existe. En su siguiente obra, quizá para evitarse el estrés de YYH, Togashi se ha relajado notablemente en el apartado gráfico (se lo curra en alguna viñeta para que en la siguiente ese mismo paisaje consista en cuatro garabatos) y también en las entregas, no en vano llevamos 32 volúmenes en 16 años, y es que sus hiatos son tan famosos que ni siquiera haría falta convertirlos en noticias.
En definitiva, Yu Yu Hakusho es un manga que se hace corto (y lo es), es muy ameno y tiene los ingredientes que hacen que un shônen funcione (combates, poderes, ataques especiales, personajes variopintos, drama, humor, amistad y perseverancia, entre otros), no es casualidad que en 1993 ganara el premio Shogakukan al mejor shonen, y si tenéis la ocasión de leerlo no os arrepentiréis. Claro está, si alguien os presta el manga, porque los packs de saldo deben de estar ya desaparecidos, y los dos primeros tomos, que no entraban en ellos, fueron desde el principio objeto de especulación.