En este tomo asistimos al desenlace de la pelea entre Bouya y Rindaman, con sorprendente resultado e imprevisibles consecuencias, y unas páginas después, sin apenas descanso, aparecen nuevos personajes con ganas de marcha. Con estas cortas líneas se podía resumir todo lo acontecido en este tomo. Sin embargo, hay mucho más detrás. Por fin empieza a desarrollarse el transfondo psicológico de tanta violencia en el instituto, las ambiciones de los estudiantes, sus sentimientos, sus alegrías y sus penas, todo ello de una manera bastante velada, excepto en el caso de Rindaman, de quien se explica su pasado de forma directa, humanizando al chico que hasta entonces parecía un demonio. No es el único desmitificado, pues Bouya por fin baja del olimpo de los invencibles y parece humano. Otro personaje con gran protagonismo es Yasu. Si hasta entonces parecía el típico secundario para dar la nota de humor a la historia, se ha revelado como uno de los personajes más ambiciosos a pesar de su falta de capacidad para ostentar el poder en el instituto Suzuran.
La edición de ECC sigue siendo muy notable considerando su precio ajustado. Por desgracia, algunas páginas se ven bastante oscuras al ser originalmente en color, dando una sensación de tramas quemadas inmerecida.
Con la aparición de nuevos rivales se establecen nuevos frentes y posibles alianzas que hacen más interesante la historia. Aunque, por otro lado, también da la sensación de que la historia deriva en otro shonen del montón en el que el rival pasa a ser amigo ante la aparición de otro enemigo más fuerte. ¿Será así?